miércoles, 3 de marzo de 2010

ESTUDIOS PRELIMINARES SOBRE LA ANOREXIA Y BULIMIA EN LOS PRIMEROS ESCRITOS FREUDIANOS* - Segunda Parte

* Este trabajo fue presentado en la XV Jornada de Investigación y el Cuarto Encuentro de Investigadores   del Mercosur (Buenos Aires-2008) por:
Edit Beatriz Tendlarz – Osvaldo Rafael Rodríguez– Alicia Donghi - Ezequiel Weitzman - Gastón Gómez



Avanzando en estas cuestiones se podrá pesquisar la incidencia en estos síntomas de la boca como zona erógena y de la pulsión oral. En el Manuscrito K (Freud 1896a: 260 a 269) Freud plantea que “Debemos sumirnos hasta lo profundo del enigma psicológico si pretendemos inquirir de dónde proviene el displacer que una estimulación sexual prematura está destinada a desprender, y sin el cual no se explicaría una represión {esfuerzo de desalojo}. La respuesta más inmediata invocará que vergüenza y moralidad son las fuerzas represoras, y que la vecindad natural de los órganos sexuales infaltablemente despertará también asco a raíz de la vivencia sexual (...) Mi opinión es que dentro de la vida sexual tiene que existir una fuente independiente de desprendimiento de displacer; presente ella, puede dar vida a las percepciones de asco, prestar fuerza a la moral, etcétera” (Freud, 1896a: 261/2) Pensamos esta fuente de desprendimiento de displacer como un antecedente del concepto de pulsión –siendo en este texto el núcleo de las neurosis de angustia-, y lo que nombra como órganos sexuales un antecedente de las zonas erógenas; la sexualidad infantil, como traumática (Freud, 1896a: 260).

Con estos antecedentes tomaremos ahora el caso Dora para avanzar en nuestra investigación. Dora presenta -entre otros síntomas histéricos- un síntoma anoréxico. Tal como Freud lo describe en un pasaje del historial “comía mal y confesaba cierta repugnancia por los alimentos” (Freud, 1905 (1901): 27). Aunque Freud en primera instancia reconduce este síntoma a la escena del beso con el señor K que Dora relata que, con efecto retardado (nachträglich), produce un desprendimiento de displacer que se trasluce por desplazamiento en el sentimiento de asco, sin embargo va a discernir la causa de este síntoma a otro factor (1): “En lugar de la sensación genital que en tales circunstancias una muchacha sana no habría dejado de sentir, le sobreviene la sensación de displacer propia de la mucosa del tramo de entrada del aparato digestivo, vale decir, el asco. Sin duda, influyó sobre esta localización la excitación de los labios por el beso; pero yo creo discernir también el efecto de otro factor.” (Freud, 1905 (1901): 27.)
Freud menciona en el apartado “La pulsión sexual en los neuróticos” de “Tres ensayos...” los factores (“el efecto de otro factor”) en la conformación de un síntoma histérico (Freud, 1905, 149/50)


• El carácter constitucional esencial en la histeria en “el despliegue hiperpotente (übermächtig) de la pulsión”


• Sitúa el recurso a la enfermedad “entre el esforzar de la pulsión y la acción contrarrestante de la desautorización sexual”


• En la represión, “un aumento de las resistencias a la pulsión sexual, resistencias que conocimos como vergüenza, asco y moral.”

Y en el caso Dora (Freud, 1905 (1901): 37, 42, 100) menciona acerca del síntoma que:


• “No puede producirse sin cierta solicitación (transacción) somática brindada por un proceso normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo” Es decir, el grano de arena (neurosis de angustia) en todo síntoma neurótico;


• Para que se conforme un síntoma propiamente histérico es necesario un sentido psíquico, que le es soldado en un segundo tiempo; postula una fórmula con validez universal “un síntoma significa la figuración –realización- de una fantasía de contenido sexual, vale decir, de una situación sexual” y que “los fenómenos patológicos son, dicha y llanamente, la práctica sexual de los enfermos.”

Aclaremos que tomamos este síntoma anoréxico siguiendo la misma línea de los otros síntomas que presenta Dora (tos y afonía), es decir, dando cuenta de la misma fantasía inconsciente en la cual se sostiene, en su sentido sexual y en la modalidad pulsional que está en juego.
Freud menciona que Dora había sido en su infancia una chupeteadora (2): “La intensa activación de esta zona erógena a temprana edad es, por tanto, la condición para la posterior solicitación somática de parte del tracto de mucosa que empieza en los labios” (Freud, 1905 (1901): 47).
Este quehacer infantil (sexual) proporciona la precondición somática para la creación de una fantasía. Dora, con su tos, representaba una fantasía (perversa) cuyo contenido refiere a una situación de satisfacción sexual oral en relación con el padre y la Sra. K (fellatio): “Así, esta fantasía perversa de la succión del pene, desde todo punto de vista chocante, tiene el más inocente origen; es la nueva versión de una impresión que ha de llamarse prehistórica, la de la succión del pecho de la madre o de la nodriza” (Freud, 1905 (1901): 46 y 47.)
En “Tres ensayos...” menciona la actividad del chupeteo “como una exteriorización sexual (...) de la práctica sexual infantil” (Freud, 1905: 164), siendo una práctica autoerótica que se satisface en el mismo cuerpo (meta de la pulsión) ya que no está dirigida a otra persona, y que la pulsión nace primero apuntalándose en las necesidades vitales y sólo luego se divorcia de ella: “Quien vea a un niño saciado adormecerse en el pecho materno, con sus mejillas sonrosadas y una sonrisa beatífica, no podrá menos que decirse que este cuadro sigue siendo decisivo también para la expresión de la satisfacción sexual en la vida posterior. La necesidad de repetir la satisfacción sexual se divorcia entonces de la necesidad de buscar alimento”. En esta práctica “está constitucionalmente reforzado el valor erógeno de la zona de los labios” (fuente pulsional). Más adelante dice: “Pero si sobreviene la represión, sentirán asco frente a la comida y producirán vómitos histéricos (recordemos al asco como un dique psíquico producto de la represión inhibiendo el camino de la pulsión sexual) (Freud, 1905: 161 y 164/5).
Siendo la zona labial un campo de acción recíproca {Gemeinsamkeit}, la represión invadirá la pulsión de nutrición. Muchas de mis pacientes con trastornos alimentarios, globus hystericus, estrangulamiento de la garganta y vómitos, fueron en sus años infantiles enérgicas chupeteadoras.” (Freud, 1905: 165).

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