miércoles, 25 de diciembre de 2013

CABALLERO INEXISTENTE* - Sexta parte

*de Gabriel Peskin
 
La solución del semblante.

El uso del semblante sirve a la ubicación en el discurso social. De D con el tiempo quedó la armadura, el caballero inexistente rodeado de mujeres locas, como su amiga Shulamit que  se emborrachaba hasta quedar  tirada en alguna parte y lo único que llegaba a decir borracha es el numero de teléfono de D para que él la buscara a cualquier parte donde ella quedara desmayada. Él era la imagen estable, presente, que estaba, que no enloquecía, eso mostraba para afuera y era el modelo del homosexual tranquilo. Cuando se veía en el espejo veía un hombre pero por dentro no sabe qué es. A él no lo ayuda, no puede sostenerse de la imagen que es para los otros, no dice nada de él, de él no sabe, es el vacío, nada. No sabe que es. Eso le da miedo, no ser mujer que si lo confunde, pero es no  saber que es.
La solución es que su cuerpo de goce femenino quedo fuera del semblante, en las mujeres locas que lo rodeaban, mientras que el quedaba estable en la imagen del hombre homosexual tranquilo, el caballero que sirve a los demás, a los que cargan con el goce del cuerpo como Shulamit.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

CABALLERO INEXISTENTE * - Quinta parte

 *de Gabriel Peskin

El cuerpo y el empuje a la mujer.

El concepto de empuje a la mujer es  que en tanto el  goce del cuerpo no esta limitado, ubicado en un órgano se distribuye sin limite en todo el cuerpo. Lacan describe así el goce femenino, como un goce del cuerpo no limitado al órgano fólico como en el caso del hombre. En la psicosis a falta de la significación fálica encargada de limitar el goce del cuerpo el goce invade todo el cuerpo  salvo que otro recurso le haga límite y ubicación. Por ejemplo el síntoma como fijación del goce en un punto. D teme la invasión del goce en el cuerpo, que no tiene forma ni nombre.
De niño tenia la idea que hay otro cuerpo debajo. Que hay un cierre que él va a abrir y la piel va a caer y va a aparecer una nena, eso le da mucho miedo.  La piel va a caer nos trae de nuevo el cuerpo joyciano, esta vez no con un abandono del cuerpo sino con una instalación de un cuerpo de goce femenino.
Estuvo internado por una enfermedad. Leyó su carpeta médica que  decía que tenía cuerpo de mujer y tetas. Se aterrorizó.
Le molesta cuando hablan en femenino los homosexuales y la idea de que él mismo pueda estar negando algo femenino de sí mismo le asusta mucho. Quizás ese es su secreto que desea tener. Dice “si al menos hubiera en mi un secreto que guardo y cuando se descubra explique todo”.
Cuando era chico tenia vergüenza de tener pene, lo tapaba, mas tarde tenia vergüenza de tener  chico el pene. Alrededor de los 15 hubo varios cambios. Comenzó a engordar. Cambios que le dieron miedo, el pene pequeño, engordar. Le hacían verse mujer y es algo que no soportaba, hay quienes quieren ser mujer y lo hacen hasta el fin. Pero a él le molesta cuando los homosexuales no transexuales hablan en femenino.
Nunca tuvo pasión por alguien varón pero si disfrute sexual, siempre pasivo  en las relación sexuales. Cada vez que cogía había un cambio que no puede saber qué es.
Siente  algo cuando él es el penetrado, si tiene placer, siente que su cuerpo se transforma, se vuelve femenino y eso lo frena, lo aterra, algo sin límites y sin imagen. Dice que los transexuales quieren ser mujeres pero esas mujeres enormes, La mujer, mas que Marilyn Monroe, no quieren ser la simple mujer, empleada o ama de casa. A él eso le produce rechazo. Una  vez alguien le dijo que tiene muslos tales que podría dar a luz fácilmente. Se aterrorizó.. Hubo alguien que le dijo “ tu eres mejor que una mujer”, eso lo dejo sin respiración, asustado. Miedo  que su cuerpo se transforme en un cuerpo femenino. Pero cuando lo describe no es precisamente femenino sino un cambio que no puede saber qué es, algo sin límites y sin imagen
Con una mujer cogió tres  veces en su vida, fue en el año en que vivió con I, Por insistencia de ella de tener relaciones sexuales. Ella prácticamente lo violó. D no solo no disfruto, sino que tuvo miedo. Por la insistencia de tener relaciones sexuales de ella él se separa. Luego de esta experiencia deja del todo las  relaciones sexuales.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

CABALLERO INEXISTENTE * - Cuarta parte

 *de Gabriel Peskin
El cuerpo joyciano.

Para aclarar que es el cuerpo en Joyce les cito a Lacan en el seminario sobre Joyce. Destaca un punto autobiográfico de Joyce. En el libro “Retrato de un artista adolescente” Joyce escribe que se encontró con que unos camaradas lo han atado a una alambrada de púas y le han dado golpes. El camarada Heron dirigía toda la aventura y le ha pegado durante un cierto tiempo ayudado por algunos otros. Luego de la aventura Joyce se interroga sobre lo que ha hecho que pasada la cosa, él no se reprochara. Joyce metaforiza su relación con su cuerpo. El constata que todo el asunto se ha evacuado, él mismo expresa diciendo que eso es como una cáscara “ con la misma facilidad que se desprende la suave piel de un fruto maduro”... frente a los bastonazos el cuerpo demanda solo irse, dejarse caer como una cáscara. Es algo sorprendente que haya gente que no tenga afecto a la violencia sufrida corporalmente....del desprendimiento de algo como una cáscara. ..No ha gozado... tuvo una reacción de asco concerniente a su propio cuerpo... como alguien que pone entre paréntesis,  que aleja un mal recuerdo. ...la posibilidad de relación con su propio cuerpo como extraño.... forma del “dejar caer” de la relación al cuerpo propio... la imagen del cuerpo no esta interesada....”
Volviendo a D los seis años quería tomar unas galletitas sobre la mesada de la cocina, tiro del cable de una pava con agua hirviente que cayó sobre su espalda. No recuerda haber sentido dolor. Estaba como de costumbre bajo el cuidado de la abuela y la tía. Cuando la abuela ve lo que paso tiene un ataque cardiaco, la tía la lleva al hospital y D  queda con una vecina.
Fue al colegio durante dos días,  cuando la vecina quiere bañarlo descubre que D tenia la camisa pegada a las heridas de la quemadura. Hasta entonces estuvo en la escuela y no hubo ni  una queja suya a nadie. Ni  las maestras, ni los chicos notaron nada.
Tampoco recuerda dolor de los golpes del padre. El padre le pegaba con un cinturón, incluso con la  hebilla. También con un limpia alfombra de paja.
Cuando tenia 7 años un amigo del tío lo violó sexualmente, y le dio 10 centavos. No sintió nada, supone que debería ser doloroso pero no recuerda dolor en el cuerpo, ni placer tampoco. El goce era del otro. Lo que si le complacía son los 10 centavos que usaba para ir al cine y comprarse algo en el kiosco. Así mantuvo relaciones sexuales con toda clase de gente que le diera los 10 centavos. Aun con gente que le daba miedo o era sucia. Mas adelante usa la palabra homosexual para si mismo teniendo relación sexuales pero no lo conecta realmente con lo que le pasaba.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

CABALLERO INEXSITENTE * - Tercera parte

*de Gabriel Peskin

No hay historia de la neurosis infantil.

D no tiene una historia. Tiene recuerdos pero para él no tienen relación entre sí, sabe que ocurrieron determinadas cosas pero no diría nunca que son causa de algo, que hay alguna relación de causalidad. Nada de lo que le pasa hoy tiene causa en algo de cuando era niño o en algo que el diga “me paso algo que reprimí y explica lo que me pasa hoy en día”. No tuvo crisis, ni consecuencias de los sucesos que vivió. Las cosas simplemente fueron así, como son, y como le tocaron a él.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

CABALLERO INEXISTENTE * - Segunda parte

  *de Gabriel Peskin

Hacerse un nombre.

Un nombre que pudo darse es “homosexual”. Dice que es un homosexual virtual porque en realidad hace 30 años que no tiene relaciones sexuales ni contacto físico con nadie. Sabe que si  dice que es homosexual pone un título, un nombre frente a  la gente y obtiene que nadie le pregunte mas nada. Es para los demás la explicación. No se meten  a indagar acerca de él. Aprendió a poner una barrera que explica todo. Si es loco o raro dirán “es porque es homosexual”. Este nombre es parte de su semblante.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

CABALLERO INEXISTENTE * - Primera parte

 * de Gabriel Peskin


Semblante.

D. tiene 60 años. Se presenta como el Caballero Inexistente. Es un cuento de Italo Calvino sobre un caballero que era solo una armadura sin cuerpo adentro. Sin ninguna necesidad corporal, no duerme, no come. Todo el tiempo estaba ocupado con su armadura. Debía estar prolija y  correcta. Ocupado también con el orden del campamento, las cosas de los demás caballeros debían estar prolijas y correctas. 
Es un ejemplo de lucidez en cuanto a qué es el semblante, la apariencia. Ese armado de simbólico e imaginario que da su cara a lo real. Lo que cubre a su  vez para aquel que no es psicótico lo real, lo real del goce  del cuerpo. La lucidez de Calvino es la inversa a la del psicótico. Separa el semblante de lo real y lo deja sin el cuerpo de goce que viene a cubrir. Deja solo las formas del yo ideal frente al Ideal del Yo. 
D no cree en los semblantes,  sus agudas ironías esta basadas en esa crudeza de ver a la gente más allá del semblante. La  gente en su crudeza.
El conoce su propio semblante y como funciona en la gente. La gente cree en el semblante que él presenta, entretanto el mismo esta desconectado de su propio semblante. A él no le dice nada, no le significa nada. El dice de sí mismo que es un Zelig. Donde lo pongan se adapta y cae bien.
D es una armadura sin cuerpo adentro, un semblante sin cuerpo detrás. Es una burbuja,  él es nada, los demás ven alguien en él. Un famoso poeta de Tel Aviv alrededor del cual algunos se reunían en un café dijo de  él que es el Hamlet perfecto.
Otro dijo que es el hombre sartriano perfecto. A menudo encuentra gente que les cambió la vida algo que él dijo. D no guarda ningún recuerdo de qué dijo. Tampoco de su paso por instituciones en las que dio cursos y control. Lo eligieron como el mas humano, cálido y agradable docente. Cuando me lo dice se encoge de hombros.
Propongo para el caso de D. el semblante como un síntoma porque es lo que le permitió anudar los tres registros,  estar en alguna forma de equilibrio y de relación social. Le permitió ubicarse en un discurso social, circular por la sociedad con éxito notable, D no pasa desapercibido. Ha circulado por instituciones, escrito artículos que él no los piensa, escribe automáticamente y no relee. Dice que no sabe pensar, relacionar ideas. Toma prestado de otros el pensamiento y el los sabe decir. Ha frecuentado grupos de elite de Tel Aviv, grupos intelectuales, artísticos y periodísticos.  Nada  de eso tuvo permanencia, cuando deja algo desaparece sin que le quede ninguna marca. Hoy en día después de una serie de cortes de lazos sociales están reducidos a un mínimo. Hoy en día vive aislado, cortado de los vínculos con la gente. En su casa todo el día con sus dos perras es como puede estar.
Dice que en sus tiempos mejores es como la novela “El retrato de Dorian Gray”.  La madre le contó la novela: a Dorian Gray le han pintado un retrato que oculta a los ojos del mundo, el retrato envejece y se afea con el paso del tiempo y los actos inmorales de Dorian. En tanto Dorian es siempre joven y hermoso. D ya  no se ve joven y hermoso, en realidad no se mira en los espejos, lo evita.



miércoles, 13 de noviembre de 2013

MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Última parte

Obesidad y pulsión

El consumo crea la ilusión de completud, sumiendo al sujeto en el autoerotismo y coartando la posibilidad de lazo social.
Las prácticas en la obesidad muestran dicho consumo, en la incorporación irrefrenable de alimentos. Nos muestran ese exceso de goce en un síntoma que escapa a las coordenadas simbólicas pensadas para la construcción del síntoma clásico.
Nos dicen sobre la desregulación pulsional tanto en el plano de la oralidad como en la mirada. Sabemos que se come no solo a los fines de la nutrición. Como señala J-A Miller1, comer va de la mano de beber y hablar, es decir, que se come también para gozar. Lo que apremia es la pulsión oral, el placer de la boca.
Asimismo, el cuerpo del obeso se presenta, tal como alude Domenico Cosenza2, como obscenamente evidente a la mirada del Otro.
Un cuerpo excedido, que devora, que intenta no dejar restos, no dejar un espacio que confronte con la falta, con el deseo.
En esta época, en relación a lo que venimos diciendo y que J-A Miller ha dado en llamar “Goces sin el Otro”3, los sujetos muestran su goce y donde el Otro ya no opera con su mirada en la producción de vergüenza que acote ese goce.


En una época donde ha caído el N del Padre, donde no hay un Otro que pueda limitar con su mirada los goces de los sujetos, el Psicoanálisis intervendrá si los sujetos consienten en la búsqueda de esa verdad reprimida, de esos significantes que los mantiene ligados a esos objetos de consumo que más que “hacerlos felices” le garantizan malestar y estrago.

1 Miller, J-A: El banquete de los analistas
2 Domenico Cosenza “La obesidad como síntoma contemporáneo” en Aperiódico Psicoanalítico N° 17 “Sigan gozando!”. Directora Edit Tendlarz
3 Miller, J-A y Laurent, E: El Otro que no existe y sus comités de ética. Paidós, Bs. As., 2005

miércoles, 6 de noviembre de 2013

MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Segunda parte

*Texto presentado en el Congreso de AASM por Edit Tendlarz, Cecilia Mastropierro, Claudia Mastropierro, Mercedes Montero.


Época
En “El malestar en la cultura”1 Freud refiere al antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones que impone la cultura.
La inclusión del sujeto en el mundo simbólico supone una renuncia pulsional. La pulsión encuentra un límite en las exigencias del mundo exterior, en las leyes impuestas por la civilización.
Fuente de grave sufrimiento, nos dice Freud, cuando el mundo exterior rehúsa las posibilidades de satisfacción, cuando se encuentran atemperadas las exigencias de dicha.
En ese afán en la búsqueda de la felicidad, la vida, en tanto impuesta, nos resulta gravosa. El sufrimiento amenaza, señala Freud, de tres lados: desde el cuerpo propio, desde los vínculos con otros seres humanos y como mencionamos desde el mundo exterior.
Frente a ello, para soportar la vida, están los calmantes: poderosas distracciones, satisfacciones sustitutivas y sustancias embriagadoras.

El papel que cumplen las restricciones por las influencias exteriores e interiores es establecido por la noción de superyo. De este modo, se ubica el carácter prohibitivo del superyo, que pone un freno a las aspiraciones pulsionales.
Ahora bien, nuestra época se erige en un imperativo, que más que ofrecer un límite, orienta, empuja al goce. Se eleva, entonces, la otra cara del superyo, permisiva, que exige gozar.
El malestar en nuestra época se corresponde con la invitación irrefrenable al consumo, con el ofrecimiento de objetos alcanzables, disponibles en el mercado, garantes de una satisfacción inmediata.
Pero no hay posibilidad de saciedad, la falta insiste, en tanto aquello que no puede ser colmado es del orden del deseo.
1 Freud, S: El malestar en la cultura Obras completas Tomo XXI Amorrortu

miércoles, 30 de octubre de 2013

MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Primera parte

*Texto presentado en el Congreso de AASM por Edit Tendlarz, Cecilia Mastropierro, Claudia Mastropierro, Mercedes Montero.

Nos interesa en este trabajo articular la forma en que se presentan los síntomas actuales, en el entramado de los cuerpos y la época. Abordaremos la obesidad en tanto síntoma contemporáneo y en cuanto se nos ofrece como paradigma del hiperconsumo1.

“El hombre tiene un cuerpo”. No hay identidad para la especie humana entre el ser y el cuerpo, si no que para el hablante hay una relación de tener con el cuerpo.
Este no es un dato de entrada, si no que se construye. Lo sabemos desde Freud con la “Introducción del Narcisismo”2 cuando refiere a la unificación pulsional. Con Lacan, con el “Estadio del Espejo”3 que refiere a la constitución del yo y del cuerpo a partir de la identificación con la imagen unificada del otro.
El cuerpo se construye en el entramado imaginario y simbólico, pero el cuerpo que goza es, siguiendo la definición de J-A Miller4, un “cuerpo viviente”, lo cual destaca la vertiente real.
Cuerpo afectado de goce, que conduce a la definición de síntoma como acontecimiento del cuerpo.
Los cuerpos, habitados por las pulsiones, quedan atrapados en las redes significantes, atravesados por el discurso actual que es el de una invitación constante al goce.
Tener un cuerpo se diferencia de ser un cuerpo. Los animales se identifican con su ser cuerpo. No ocurre lo mismo en el hombre. El hombre por ser sujeto, es decir, falta en ser, por estar dividido por efecto del lenguaje, divide su ser y su cuerpo, “reduciendo este último a la categoría del tener.”5
Debido a que tiene un cuerpo tiene síntomas. Para tener síntomas se necesita un cuerpo y para gozar, también.
Siguiendo a Miller en esto, entonces hay en los seres parlantes dos cuerpos: por un lado un cuerpo que sabe lo que necesita para sobrevivir, un cuerpo regulado, un cuerpo yo, un cuerpo que se puede llamar epistémico y por el otro, un cuerpo libidinal, desregulado, un cuerpo que no acata al yo, que no acata lo vital, un cuerpo que sufre las consecuencias de la represión de la verdad, un cuerpo goce.
Un cuerpo que cree encontrar en estos objetos el partener adecuado que le evita además el encuentro con el otro sexo.
Siguiendo a Lacan: un cuerpo es algo que se goza. Y se goza “corporeizandolo de manera significante…”. El significante es causa de goce. 6


1 Domenico Cosenza “La obesidad como síntoma contemporáneo” en Aperiódico Psicoanalítico N° 17 “Sigan gozando!”. Directora Edit Tendlarz
2 Freud, S: Introducción del Narcisismo. Obras completas. Tomo XIV Amorrortu
3 Lacan, J: El estadio del espejo como formador de la función del yo. Escritos 1
4 J-A Miller: Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo. Diva, Argentina.
5 J-A Miller: “ La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica” Paidos, Argentina, pag,372
6 Lacan, J: El Seminario, Libro 20, Aun, Paidos, Bs. As., 2004, págs 32-33

miércoles, 16 de octubre de 2013

TODOS A LA ESCUELA* - Última parte

*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar, Seretaria.Extensión,  Facultad Psicología, UBA)

Para cerrar

La lectura de la demanda dirigida al integrador, un cálculo sobre la propia posición del profesional, el reconocimiento de los recursos defensivos propios del niño y la dimensión pulsional como fundamento de la presencia perturbante del Otro son algunos de los aportes del psicoanálisis que fueron construyendo a lo largo de estos años las coordenadas de cada integración.

miércoles, 9 de octubre de 2013

TODOS A LA ESCUELA* - Cuarta parte

*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar, Seretaria.Extensión,  Facultad Psicología, UBA)


Una viñeta, a modo de ejemplo.
Quiero hablar de un niño, al que llamaremos Juan, aún lo recuerdo con esos ojos grandes que expresaban angustia pero no sostenían la mirada, escondido debajo del escritorio de su maestra esquivando los signos de la presencia del Otro, con un balanceo estereotipado y un mutismo pertinaz, su mochila aún sobre sus espaldas y atento a la puerta de salida.
La escuela consulta porque estábamos en setiembre y este niño estaba cada vez más aislado del contexto y sumido en sus estereotipias. ¿Cómo habíamos llegado hasta esta altura en estas condiciones? Nadie podía darme algún dato relevante sobre los primeros meses del año. Luego de un tiempo de entrevistas con la directora, la maestra, los profesionales del Equipo de Orientación Escolar, me encuentro con los cuadernos de Juan. Para mí sorpresa, hasta junio se encontraban completos, prolijos y con buena letra. ¿Qué había pasado? Tenía que haber ocurrido algún suceso que desencadenara esta desconexión. La suposición de un sentido para lo que le ocurría a Juan finalmente llevó a la docente a realizar una indiscreción. La docente (a la que le hubiera correspondido ese primer grado pero a causa de Juan se le designó otro curso) le había dicho casi al oído durante un recreo que si no dejaba de correr, le iba a bajar los pantalones en el patio delante de todos los chicos para que le vieran la cola y se burlaran de él. Juan salió corriendo, se escondió en posición fetal y a partir de ahí no puede volver a participar de los recreos ni a soportar ser mirado por sus compañeros. La contingencia hizo que este niño se topara con ese goce oscuro, sin velos, bajo la forma de esas prácticas de crueldad ya repudiadas aunque no necesariamente abandonadas. Los recursos con los que contaba Juan para sostenerse en la escuela y seguramente en la vida, no le alcanzaron para hacer frente a ese mal encuentro y estallaron en una multiplicación de ojos que lo perseguían.
Sin ánimo de justificar ese gesto, es probable que esta docente no pudiera anticipar el daño que le causaría a este niño, y también suponemos que cientos de niños en sus años de docencia padecieron tratos similares, solo que Juan se encontraba más indefenso. Un recorrido por las aulas nos enfrentaría con los resabios de viejas metodologías encarnadas aún en los docentes más jóvenes: posiciones renegatorias de la propia falta, miradas aguzadas para encontrar la falla a corregir en el alumno y modalidades de enunciación imperativas.
El modelo escolar en su conjunto empuja a los niños con compromiso emocional a lo peor.
La solución que pedían los docentes de esa escuela era un maestro integrador para que mirara y siguiera a Juan todo el tiempo.
La persona que acompañara a este niño debía estar advertida de lo perturbante que resultaba su presencia y encontrara el modo de mostrarle a Juan que no necesitaba defenderse de ella. Pero para esto, era imprescindible que pudiera reconocer los recursos que había encontrado Juan para mantener al Otro a distancia. ¿Cómo lograr que este niño dejara de destinar tanta energía para protegerse de ese Otro que le resultaba invasivo y abusador? En lugar de sumar sabíamos que se trataba de restar, restar presencias, voces, miradas, todos los signos de esa presencia del Otro intolerable. La dirección que orientaba esta intervención consistía en Hacerle a Juan soportable el Otro.
¿Cómo intervenir sobre ese efecto de significación que arrojó a este niño a esa posición de resto, de objeto coagulado en ese significado inefable que le vino del Otro? Se trataba de evitar toda presencia enunciativa, y tomar como referencia la orientación de Lacan en el Seminario XI, la falta en el Otro la encuentra el sujeto en la propia intimación que ejerce sobre él el Otro con su discurso, “en los intervalos del discurso del Otro surge en la experiencia del niño algo que se puede detectar en ellos radicalmente –me dice eso, pero ¿qué quiere?”
Allí donde un integrador es llamado a responder, a completar, a reponer sentido, se trataba de hacer lugar a una intimación y una convocatoria al sujeto desde ese lugar de la falta misma, desde una posición que sabe no saber. Posición en falta que permita a ese niño dedicarse a su esfuerzo de invención que le permita alcanzar ese arreglo posible entre el sujeto, su cuerpo y su palabra, tal como plantea Jacques Alain Miller en su comentario sobre el caso de una niña Ana en Aperiodico, Autismo I.

miércoles, 2 de octubre de 2013

TODOS A LA ESCUELA* - Tercera parte

*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar, Seretaria.Extensión,  Facultad Psicología, UBA)

La paradoja del rol.

Tal como ya planteáramos, cada niño con su integradora es la condición para ser “recibidos” en las escuelas. Se trata de profesionales de distintas disciplinas -psicopedagogos, psicólogos en su mayoría- que ingresan a los ámbitos escolares tomando a su cargo un mandato que se esconde en los recovecos de una sintaxis despojada de enunciación: que estos niños puedan y puedan igual que el resto o en todo caso, si no pueden, que no se note tanto.
“Que la integradora le copie, lo saque del aula, lo ayude a completar, se siente al lado, esté todo el tiempo, lo acompañe al baño” son algunas de las frases que dan cuenta del lugar otorgado a ese profesional.
Ya sea que esta demanda se exprese de manera más o menos explícita o absolutamente inconsciente, el integrador suele ser llamado para suturar, hacer desaparecer, borrar la dimensión de la imposibilidad que estos niños hacen manifiesta.
Si el integrador se esfuerza por lograrlo, está reforzando o empujando al niño a una posición de objeto, en tanto, ese punto de imposibilidad es condición misma del sujeto. Los puntos de imposible varían según los sistemas simbólicos y varían según los mandatos y los significantes privilegiados que los vehiculizan.
Es imprescindible, para plantear la orientación de trabajo, reconocer bajo que términos se constituye ese punto de imposible en la particularidad de cada intervención.
¿Cómo hacer uso de los semblantes para no responder linealmente a la demanda del Otro sabiendo que ese mandato es imposible?
¿Cómo constituirse en ese Otro del niño que hace las veces de esa garantía que la escuela reclama sin intervenir de manera irrespetuosa y avasallante sobre sus posibilidades subjetivas? ¿Cómo sostener el punto de imposibilidad interno al discurso educativo, respetando esa dimensión del goce que va a permanecer insociabilizable?
La apuesta consiste en que el profesional -orientado por el discurso psicoanalítico- pueda construir las coordenadas lógicas que orienten la integración. Y a su vez, que su posición le muestre al docente un camino posible para acercarse a estos niños.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

TODOS A LA ESCUELA* - Segunda parte

*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar, Seretaria.Extensión,  Facultad Psicología, UBA)

Presentación

AUTISMO y ESCUELA, ambos conjuntos han sido históricamente excluyentes, sin embargo hoy, esa intersección está creciendo de manera exponencial, en procesos desprolijos; sin políticas escolares orientadoras ni medidas públicas que anticipen o por lo menos acompañen esos ingresos.
Los proyectos de integración constituyen un engranaje que conlleva necesariamente a la patologización de los niños, quienes en muchos casos, necesitan su certificado de discapacidad, la medicación correspondiente para tranquilidad de todos y una maestra integradora sin excepción, que los lleve de la mano para ingresar a las escuelas. Resulta preocupante que se estén otorgando con tanta liviandad diagnósticos de retraso madurativo o de trastornos del lenguaje a niños que aún no alcanzan los dos años.
No se trata para mí de estadísticas ni legajos escolares sino de recuerdos e imágenes de cientos de niños a los que conocí recorriendo las escuelas y pude reconocer en sus movimientos y balanceos, en sus miradas perdidas o esquivas, en sus cuerpos agitados y a la defensiva, en esos deditos que se mueven al compás de un sufrimiento profundo, en sus caminatas solitarias alrededor del patio en los recreos, en sus capuchas puestas a modo de una armadura protectora, en esos bunkers que a veces les permiten armar con bancos para mantenerse a distancia del resto y por supuesto, también en la inmanejable ferocidad con que en ocasiones se estrellan contra las paredes o contra los cuerpos de los otros niños.
El Estado está cumpliendo con su deber de garantizar el derecho a la educación a todos en la escuela común. Sin embargo, la lógica bajo la cual lo intenta, introduce a los niños en una maquinaria trituradora de sujetos en la medida que necesitan contar con su certificado para ingresar a ese TODOS, y lo hacen precisamente, en tanto “discapacitados”, aplastados bajo esa nomenclatura que los congela.
A esta altura, ya estamos en condiciones de reconocer las consecuencias para estos niños arrojados a dispositivos escolares sin contemplación de su subjetividad por tendencias fundamentalistas de empuje al Todo. Podríamos sintetizar esta perspectiva en el siguiente dicho: “todo es poco, todo y más. Si se puede todo porqué no?”. Reconocemos en este enunciado, la fórmula del mandato superyoico actual. Porqué no?
No se trata solamente de disquisiciones teóricas; los efectos de estas preguntas se hacen carne en los cuerpos de los niños mortificados por una medicación como respuesta o los condena a perder la dignidad en manos de las TCC transformándose en poco más que ese perro de Pavlov que respondía a estímulos, reforzamientos, adiestramientros de las conductas.
Frente a las prácticas intervencionistas, acciones directas, que van desde los reforzamientos de las caritas tristes y la aplicación de correctivos hasta el avance de la medicalización, los psicoanalistas nos acercamos “al esfuerzo de cada sujeto por tratar su síntoma y a su recepción en las instituciones que, sin nosotros, tendrían tendencia a querer tratarlo como categoría”, al decir de E. Laurent.1.
En general, la presencia de un profesional orientado por el psicoanálisis lacaniano introduce cierta pausa y moderación en los modos precipitados de intervenir en los ámbitos escolares, pero en la particularidad de estos niños comprometidos en su constitución subjetiva, esta presencia hace una diferencia sustancial en tanto subvierte la lógica reinante y la posición de los adultos. 



1 Eric Laurent El delirio de normalidad Virtualia 19

miércoles, 18 de septiembre de 2013

TODOS A LA ESCUELA* - Primera parte

*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar, Seretaria.Extensión,  Facultad Psicología, UBA)


Introducción

Agradezco esta oportunidad para transmitir mi preocupación por la situación actual de muchísimos niños, que han sido ingresados o mejor dicho, que están dentro de las escuelas comunes con ese diagnóstico de amplio espectro conocido como TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo).
A su vez, me gustaría compartir una inquietud que me acompaña hace años: ¿qué tenemos para ofrecer los psicoanalistas a los docentes a cargo de recibir y alojar a estos niños en las escuelas?
La experiencia que vengo realizando hace años en Educación me brindó la oportunidad de acercar los aportes del psicoanálisis a los ámbitos escolares; a su vez, ofreció la ocasión a tantos docentes de verificar la eficacia y la potencia del discurso analítico.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un loco amor * - Última parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
La posición de un analista

El juez interviniente en la causa hace lugar a un analista.
La particularidad del loco amor de Eme -si no se encuentran en ella, indicios de una estructura forclusiva- es en tanto ha hecho equivaler la posición de objeto de goce -que ocupa para su padre- a la posición de objeto de amor -en la que encuentra coagulada la razón de su ser- que la resguarda de la locura familiar,.
Loco amor porque renuncia de esta forma, a ser sujeto deseante.
Transacción que la “salvaría” en su fantasmática, de ser objeto de goce de la madre.
¿Puede funcionar este amor como suplencia de la función paterna?
El analista sin responder en sintonía con los semblantes sociales y sin enloquecer frente a estos goces desenfrenados, con su breve intervención -en esta causa jurídica- propiciará algún ordenamiento simbólico, algo menos precario, que el amor a ese padre idealizado por Eme.
Este analista “sin diván” y sin hacer asistencialismo (8) pero haciendo semblante de objeto a (9) podrá abstenerse de su propio goce e intentará hacer surgir algo del efecto sujeto.

Y así podrá bordear la singularidad del amor y del deseo de Eme.
Condición necesaria para poder escucharla diciendo:
“He decidido ser lo que el Otro hizo de mí: la mujer de mi padre.”

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Un loco amor * - Cuarta parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Algunas consideraciones

El incesto no es novedoso y la actualidad con su aceleración nos corre, dejándonos atónitos frente a la decadencia del orden simbólico preexistente.
Esta causa jurídica nos llevó a examinar con la ayuda de un juez, el Código Penal de la República Argentina (4)
En sus artículos 119 al 123 observamos, que no se sancionan estos hábitos en tanto haya consentimiento (5) del incestuado y que éste sea mayor de trece años.
Es la sociedad quien las condena escandalosamente, desde el horror al incesto.
Claro está, que hay atenuantes y agravantes pero no es la ley penal la que lo prohíbe, sino que es la sociedad quien lo condena moralmente, desde el horror que el incesto inspira. (6)
Lo que se presenta es una puesta en acto de lo que participa en la constitución subjetiva de todo ser parlante y que ha de permanecer reprimido –los bien conocidos tres diques freudianos-. (7): Asco, vergüenza, y conciencia moral.
¿Qué es lo distinto en este caso?
¿Cuál es la diferencia hoy, en nuestros días?

miércoles, 28 de agosto de 2013

Un loco amor * - Tercera parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Una caótica novela familiar

Este tramado siniestro podría perfectamente ser el argumento fílmico de un amor absurdo y grotesco.
¿Qué objeto/causa de deseo para esta madre/abuela tan permisiva en un inicio –inclusive frente a la evidencia del nacimiento de su primer hijo/nieto?
¿Y por qué luego tan iracunda sobre el final cuando interrumpe por primera vez, el diálogo con su hija y con su esposo, por considerarse recién allí defraudada por ambos?
¿Qué decir de la función paterna tan mixturada?
¿Qué sujeto deseante puede resultar allí donde nadie quiere perder nada?
¿A qué goce se renuncia?
La hija/esposa renegando de la castración ve en su padre/marido al único hombre de su vida, a la única persona a quien ha llegado a amar.
El padre como único adulto, que quedó “del lado de ella, cuando todos la hostigaban.
Los hermanos ahora con la segregación a tope y con sus juegos abusivos antes – en la infancia ella y cuatro de sus hermanos jugaban a tener relaciones sexuales entre ellos y las concretaban- no le perdonan a Eme haber sido la elegida de su padre.
La vindicta pública queda a cargo de los vecinos por el horror que les genera este amor prohibido.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Un loco amor * - Segunda parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Recorte de la causa y del caso Eme

Eme tiene que presentarse en el Juzgado al casi revelarse la relación “especial” de la joven con su padre, hecho por el que fue además, culpabilizada y estigmatizada por su madre y hermanos.
Al nacer su primer hijo sólo despertó sospechas pero ya con el segundo, Eme se posicionó como pareja de su padre, decidiendo la convivencia fuera de la familia originaria.
Por sostener este lazo, fue condenada al exilio por el Otro social.
Al respecto Eme dice no entender, cuál es el problema de constituir una pareja con su padre y reclama:
“¿Quién puso la ley esa… que yo no puedo vivir con mi padre?” Luego interpela:
“Ahora, ¿No es peor, no es asqueroso, esto de los matrimonios del mismo sexo?”

miércoles, 14 de agosto de 2013

Un loco amor * - Primera parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca. )
Quien desordena su casa, hereda
viento (…)”* Proverbios, 11 -
(1)

Introducción

Eme, un fenómeno freak desarticulado a la castración, al Padre (2) nos interroga y aún hoy horroriza - al ser transmitido por los medios masivos de comunicación- con un hecho que le sucede.
¿Cómo proceder?

Nuestra intervención en el campo social

Llega Eme al Equipo Interdisciplinario de los Juzgados de Familia, tras judicializarse su situación.
La Institución demanda evaluar, controlar y psicodiagnosticar en tan sólo tres entrevistas. Quieren saber, si Eme de 23 años puede proteger a sus dos pequeños hijos, producto del vínculo incestuoso con su padre, quien la iniciara sexualmente a la temprana edad de 11 años. A propósito de este dato Eme acota que ella también comenzó a “sentir cosas” por él.
A partir de allí se le demanda al perito psicólogo - en este caso analista – evaluar, controlar y psicodiagnosticar en un breve lapso.
El psicoanalista con su acto no retrocederá, aún cuando lo que se le pida es recubrir un mal encuentro y reducir los efectos del malestar generados por las instituciones donde trabajamos. Suponiendo a Eme como sujeto ético y de derecho, (3) el quehacer clínico puede desplegarse en estos ámbitos, que responden al orden público.