miércoles, 6 de noviembre de 2013

MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Segunda parte

*Texto presentado en el Congreso de AASM por Edit Tendlarz, Cecilia Mastropierro, Claudia Mastropierro, Mercedes Montero.


Época
En “El malestar en la cultura”1 Freud refiere al antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones que impone la cultura.
La inclusión del sujeto en el mundo simbólico supone una renuncia pulsional. La pulsión encuentra un límite en las exigencias del mundo exterior, en las leyes impuestas por la civilización.
Fuente de grave sufrimiento, nos dice Freud, cuando el mundo exterior rehúsa las posibilidades de satisfacción, cuando se encuentran atemperadas las exigencias de dicha.
En ese afán en la búsqueda de la felicidad, la vida, en tanto impuesta, nos resulta gravosa. El sufrimiento amenaza, señala Freud, de tres lados: desde el cuerpo propio, desde los vínculos con otros seres humanos y como mencionamos desde el mundo exterior.
Frente a ello, para soportar la vida, están los calmantes: poderosas distracciones, satisfacciones sustitutivas y sustancias embriagadoras.

El papel que cumplen las restricciones por las influencias exteriores e interiores es establecido por la noción de superyo. De este modo, se ubica el carácter prohibitivo del superyo, que pone un freno a las aspiraciones pulsionales.
Ahora bien, nuestra época se erige en un imperativo, que más que ofrecer un límite, orienta, empuja al goce. Se eleva, entonces, la otra cara del superyo, permisiva, que exige gozar.
El malestar en nuestra época se corresponde con la invitación irrefrenable al consumo, con el ofrecimiento de objetos alcanzables, disponibles en el mercado, garantes de una satisfacción inmediata.
Pero no hay posibilidad de saciedad, la falta insiste, en tanto aquello que no puede ser colmado es del orden del deseo.
1 Freud, S: El malestar en la cultura Obras completas Tomo XXI Amorrortu

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