miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un loco amor * - Última parte

* Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
La posición de un analista

El juez interviniente en la causa hace lugar a un analista.
La particularidad del loco amor de Eme -si no se encuentran en ella, indicios de una estructura forclusiva- es en tanto ha hecho equivaler la posición de objeto de goce -que ocupa para su padre- a la posición de objeto de amor -en la que encuentra coagulada la razón de su ser- que la resguarda de la locura familiar,.
Loco amor porque renuncia de esta forma, a ser sujeto deseante.
Transacción que la “salvaría” en su fantasmática, de ser objeto de goce de la madre.
¿Puede funcionar este amor como suplencia de la función paterna?
El analista sin responder en sintonía con los semblantes sociales y sin enloquecer frente a estos goces desenfrenados, con su breve intervención -en esta causa jurídica- propiciará algún ordenamiento simbólico, algo menos precario, que el amor a ese padre idealizado por Eme.
Este analista “sin diván” y sin hacer asistencialismo (8) pero haciendo semblante de objeto a (9) podrá abstenerse de su propio goce e intentará hacer surgir algo del efecto sujeto.

Y así podrá bordear la singularidad del amor y del deseo de Eme.
Condición necesaria para poder escucharla diciendo:
“He decidido ser lo que el Otro hizo de mí: la mujer de mi padre.”

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