miércoles, 10 de marzo de 2010

ESTUDIOS PRELIMINARES SOBRE LA ANOREXIA Y BULIMIA EN LOS PRIMEROS ESCRITOS FREUDIANOS * - Última parte




* Este trabajo fue presentado en la XV Jornada de Investigación y el Cuarto Encuentro de Investigadores del Mercosur (Buenos Aires-2008) por:
Edit Beatriz Tendlarz – Osvaldo Rafael Rodríguez– Alicia Donghi - Ezequiel Weitzman - Gastón Gómez



En el texto “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” Freud nos transmite, más detalladamente y en una serie de pasos, cómo se produce un síntoma histérico. Primero, está la práctica autoerótica destinada a la ganancia de goce de una zona erógena del cuerpo (el chupeteo de Dora en nuestro caso). Segundo, se produce una soldadura entre ésta con “una representación-deseo tomada del círculo del amor de objeto” (Freud, 1908: 143) (Dora chupándose el pulgar mientras que acariciaba la oreja de su hermano). De esta manera, la fantasía (3) (Freud, 1897: 288) le brinda una escena y un objeto (fijación de objeto a la modalidad pulsional) a la práctica autoerótica (goce pulsional) para la realización de deseo enmarcándose en el campo del principio de placer. Y tercero, el tiempo de la represión con la renuncia “a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma (…) deviene inconsciente” (Freud, 1908: 143).




Concluye señalando que “si no se introduce otra modalidad de la satisfacción sexual, si la persona permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido, vale decir, desviar la excitación sexual hacia una meta superior, está dada la condición para que la fantasía inconsciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico” (Freud, 1908: 143).


En la conferencia 23 titulada “Los caminos de la formación de síntoma”, menciona cómo se producen los síntomas neuróticos. Freud desarrolla la causa de esa producción. Sostiene que las personas “enferman a raíz de una frustración cualquiera, cuando la realidad les escatima la satisfacción de sus deseos sexuales” (Freud, 1916/1917: 274). La libido insatisfecha, rechazada por la realidad, tiene que buscar otros caminos para su satisfacción. Es por el camino de la regresión que “la libido es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras sí en esos lugares de su desarrollo” (Freud, 1916/1917: 327).


Estos puntos de fijación no son otra cosa que las fantasías que soportan y fijan una modalidad de satisfacción pulsional, que ha sido resignada en su momento -pero no por completo. Allí Freud se pregunta y se contesta: “¿Cómo encuentra la libido el camino hacia esos lugares de fijación? Bien; todos los objetos y orientaciones de la libido resignados no lo han sido todavía por completo. Ellos o sus retoños son retenidos aún con cierta intensidad en las representaciones de la fantasía. La libido no tiene más que volver a las fantasías para hallar expedito desde ellas el camino a cada fijación reprimida. Estas fantasías gozan de cierta tolerancia (…)” (Freud, 1916/1917: 340). Recordemos el valor de “poetizaciones protectoras” que le brinda Freud a las fantasías. ¿Ante qué las fantasías gozan de cierta tolerancia? Podría decirse que es ante la satisfacción de la pulsión. Se llega al conflicto y, en el mejor de los casos, a la formación del síntoma, si se cumple una “condición de naturaleza cuantitativa” (4), (Freud, 1916/1917: 340), cuando esta regresión de la libido –por una frustración que le impone la realidad a la satisfacción sexual- causa una sobreinvestidura en la fantasía que “se eleva tanto que ellas se vuelven exigentes, desarrollan un esfuerzo, orientado hacia la realización” (Freud, 1916/1917: 340).


Con estas conceptualizaciones retomamos el síntoma anoréxico –histérico- que presenta Dora. Este síntoma aparece después de la escena del beso con el Sr. K. Esta vivencia produce un desprendimiento de displacer por la tendencia a la realización de la fantasía (sobreinvestidura de la fantasía) que enmarcaba su goce pulsional dentro del principio del placer, dejándola sin recursos, a solas en el encuentro con la pulsión oral. Así se constituye el síntoma del asco frente a los alimentos como una formación de compromiso ante la irrupción pulsional más allá del principio del placer.


“El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia (…)” (Freud, 1916/1917: 333), en la cual está implicada la satisfacción de la pulsión oral y la boca como zona erógena privilegiada, cristalizándose en la práctica sexual del chupeteo. Afirma a continuación: “Esta satisfacción está desfigurada por la censura que nace del conflicto, por regla general volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos que provienen de la ocasión que llevó a contraer la enfermedad (…)” (Freud, 1916/1917: 333) El asco es producto de la represión por “la desautorización de lo sexual” que surgió en la escena del beso.


De esta manera es que pensamos este síntoma anoréxico de Dora como un síntoma neurótico, es decir como un sustituto de las satisfacciones sexuales (Freud, 1916/1917: 274.)


A partir del estudio de los primeros textos de la obra de Freud, se derivan conclusiones en relación con la presencia de síntomas anoréxicos y bulímicos tanto en las neurosis actuales (neurastenia y neurosis de angustia) como en las psiconeurosis (en este caso, la histeria).


Es interesante destacar la manera en que la que Freud se ocupa del cuerpo a lo largo del estudio de los diferentes historiales.



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Notas


(1) Se observa en el historial cómo Freud va dejando atrás la concepción del trauma sexual como una vivencia realmente acontecida por la práctica sexual infantil, modificando así la concepción sobre el mecanismo de formación del síntoma histérico. Estos “…ya no aparecían más como retoños directos de los recuerdos reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones infantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de los enfermos (…) Tras esta enmienda, los «traumas sexuales infantiles» fueron sustituidos en cierto sentido por el «infantilismo de la sexualidad»”. (Freud, 1906 (1905): 266).


(2) “Dora conservaba clara en la memoria una imagen de sus años de infancia: estaba sentada en el suelo, en un rincón, chupándose el pulgar de la mano izquierda, mientras con la derecha daba tironcitos al lóbulo de la oreja de su hermano, que estaba ahí quieto, sentado” (Freud, 1905 (1901): 46-7)


(3) Ya temprano en su obra, Freud le da cualidad de “poetizaciones protectoras” a las fantasías.


(4) Recordemos que en la conferencia 18 “La fijación al trauma, lo inconsciente”, Freud le adjudica un factor económico al trauma: “La aplicamos a una vivencia que en breve lapso provoca en la vida anímica un exceso tal en la intensidad de estímulo que su tramitación o finiquitación (Aufarbeitung) por las vías habituales y normales fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos duraderos para la economía energética”. (Freud, 1916/1917: 252, 340, 333, 274.)

Bibliografía:


S. Freud: 1896a, “Manuscrito K. Las neurosis de defensa”, AE 1.
S. Freud: 1896b, “La herencia y la etiología de las neurosis”; AE 3.
S. Freud: 1893, “Carta 14”, AE 1.
S. Freud: 1894, “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia”, AE 3.
S. Freud: 1893-95a, “Estudios sobre la histeria (J. Breuer y S. Freud)”, AE 2.
S. Freud: 1893-95b, (Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preeliminar (Breuer y Freud), AE 2.
S. Freud: 1905 (1901), “Fragmento de análisis de un caso de histeria (Dora)”, AE 7.
S. Freud: 1905, “Tres ensayos de teoría sexual”, AE 7.
S. Freud: 1908, “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, AE 9.
S. Freud: 1897, “Carta 61”, AE 1.
S. Freud: 1895, “Manuscrito G. Melancolía”, AE 1.
S. Freud: 1917 (1915), “Duelo y melancolía”, AE 14.
S. Freud: 1906 (1905), “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis”, AE 7.
S. Freud: 1916/1917, “Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III)”, AE 16

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