miércoles, 25 de diciembre de 2013
CABALLERO INEXISTENTE* - Sexta parte
*de
Gabriel Peskin
La
solución del semblante.
El
uso del semblante sirve a la ubicación en el discurso social. De D
con el tiempo quedó la armadura, el caballero inexistente rodeado de
mujeres locas, como su amiga Shulamit que se emborrachaba hasta
quedar tirada en alguna parte y lo único que llegaba a decir
borracha es el numero de teléfono de D para que él la buscara a
cualquier parte donde ella quedara desmayada. Él era la imagen
estable, presente, que estaba, que no enloquecía, eso mostraba para
afuera y era el modelo del homosexual tranquilo. Cuando se veía en
el espejo veía un hombre pero por dentro no sabe qué es. A él no
lo ayuda, no puede sostenerse de la imagen que es para los otros, no
dice nada de él, de él no sabe, es el vacío, nada. No sabe que es.
Eso le da miedo, no ser mujer que si lo confunde, pero es no
saber que es.
La
solución es que su cuerpo de goce femenino quedo fuera del
semblante, en las mujeres locas que lo rodeaban, mientras que el
quedaba estable en la imagen del hombre homosexual tranquilo, el
caballero que sirve a los demás, a los que cargan con el goce del
cuerpo como Shulamit.
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miércoles, 18 de diciembre de 2013
CABALLERO INEXISTENTE * - Quinta parte
*de
Gabriel Peskin
El
cuerpo y el empuje a la mujer.
El
concepto de empuje a la mujer es que en tanto el goce del
cuerpo no esta limitado, ubicado en un órgano se distribuye sin
limite en todo el cuerpo. Lacan describe así el goce femenino, como
un goce del cuerpo no limitado al órgano fólico como en el caso del
hombre. En la psicosis a falta de la significación fálica encargada
de limitar el goce del cuerpo el goce invade todo el cuerpo
salvo que otro recurso le haga límite y ubicación. Por ejemplo el
síntoma como fijación del goce en un punto. D teme la invasión del
goce en el cuerpo, que no tiene forma ni nombre.
De
niño tenia la idea que hay otro cuerpo debajo. Que hay un cierre que
él va a abrir y la piel va a caer y va a aparecer una nena, eso le
da mucho miedo. La piel va a caer nos trae de nuevo el cuerpo
joyciano, esta vez no con un abandono del cuerpo sino con una
instalación de un cuerpo de goce femenino.
Estuvo
internado por una enfermedad. Leyó su carpeta médica que
decía que tenía cuerpo de mujer y tetas. Se aterrorizó.
Le
molesta cuando hablan en femenino los homosexuales y la idea de que
él mismo pueda estar negando algo femenino de sí mismo le asusta
mucho. Quizás ese es su secreto que desea tener. Dice “si al menos
hubiera en mi un secreto que guardo y cuando se descubra explique
todo”.
Cuando
era chico tenia vergüenza de tener pene, lo tapaba, mas tarde tenia
vergüenza de tener chico el pene. Alrededor de
los 15 hubo varios cambios. Comenzó a engordar. Cambios que
le dieron miedo, el pene pequeño, engordar. Le
hacían verse mujer y es algo que no soportaba, hay quienes quieren
ser mujer y lo hacen hasta el fin. Pero a él le molesta cuando los
homosexuales no transexuales hablan en femenino.
Nunca
tuvo pasión por alguien varón pero si disfrute sexual, siempre
pasivo en las relación sexuales. Cada vez que cogía
había un cambio que no puede saber qué es.
Siente
algo cuando él es el penetrado, si tiene placer, siente que su
cuerpo se transforma, se vuelve femenino y eso lo frena, lo aterra,
algo sin límites y sin imagen. Dice que los transexuales quieren ser
mujeres pero esas mujeres enormes, La mujer, mas que Marilyn Monroe,
no quieren ser la simple mujer, empleada o ama de casa. A él eso le
produce rechazo. Una vez alguien le dijo que tiene muslos tales
que podría dar a luz fácilmente. Se aterrorizó.. Hubo alguien que
le dijo “ tu eres mejor que una mujer”, eso lo dejo sin
respiración, asustado. Miedo que su cuerpo se transforme en un
cuerpo femenino. Pero cuando lo describe no es precisamente femenino
sino un cambio
que no puede saber qué es, algo
sin límites y sin imagen
Con
una
mujer cogió tres veces en su vida, fue en el año en que vivió
con I, Por insistencia de ella de tener relaciones sexuales. Ella
prácticamente lo violó. D no solo no disfruto, sino que tuvo miedo.
Por la insistencia de tener relaciones sexuales de ella él se
separa. Luego de esta experiencia deja del todo las relaciones
sexuales.
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miércoles, 11 de diciembre de 2013
CABALLERO INEXISTENTE * - Cuarta parte
*de
Gabriel Peskin
El
cuerpo joyciano.
Para
aclarar que es el cuerpo en Joyce les cito a Lacan en el seminario
sobre Joyce. Destaca un punto autobiográfico de Joyce. En el libro
“Retrato de un artista adolescente” Joyce escribe que se encontró
con que unos camaradas lo han atado a una alambrada de púas y le han
dado golpes. El camarada Heron dirigía toda la aventura y le ha
pegado durante un cierto tiempo ayudado por algunos otros. Luego de
la aventura Joyce se interroga sobre lo que ha hecho que pasada la
cosa, él no se reprochara. Joyce metaforiza su relación con su
cuerpo. El constata que todo el asunto se ha evacuado, él mismo
expresa diciendo que eso es como una cáscara “ con la misma
facilidad que se desprende la suave piel de un fruto maduro”...
frente a los bastonazos el cuerpo demanda solo irse, dejarse caer
como una cáscara. Es algo sorprendente que haya gente que no tenga
afecto a la violencia sufrida corporalmente....del desprendimiento de
algo como una cáscara. ..No ha gozado... tuvo una reacción de asco
concerniente a su propio cuerpo... como alguien que pone entre
paréntesis, que aleja un mal recuerdo. ...la posibilidad de
relación con su propio cuerpo como extraño.... forma del “dejar
caer” de la relación al cuerpo propio... la imagen del cuerpo no
esta interesada....”
Volviendo
a D los seis años quería tomar unas galletitas sobre la mesada de
la cocina, tiro del cable de una pava con agua hirviente que cayó
sobre su espalda. No recuerda haber sentido dolor. Estaba como de
costumbre bajo el cuidado de la abuela y la tía. Cuando la abuela ve
lo que paso tiene un ataque cardiaco, la tía la lleva al hospital y
D queda con una vecina.
Fue
al colegio durante dos días, cuando la vecina quiere bañarlo
descubre que D tenia la camisa pegada a las heridas de la quemadura.
Hasta entonces estuvo en la escuela y no hubo ni una queja suya
a nadie. Ni las maestras, ni los chicos notaron nada.
Tampoco
recuerda dolor de los golpes del padre. El padre le pegaba con un
cinturón, incluso con la hebilla. También con un limpia
alfombra de paja.
Cuando
tenia 7 años un amigo del tío lo violó sexualmente, y le dio 10
centavos. No sintió nada, supone que debería ser doloroso pero no
recuerda dolor en el cuerpo, ni placer tampoco. El goce era del otro.
Lo que si le complacía son los 10 centavos que usaba para ir al cine
y comprarse algo en el kiosco. Así mantuvo relaciones sexuales con
toda clase de gente que le diera los 10 centavos. Aun con gente que
le daba miedo o era sucia. Mas adelante usa la palabra homosexual
para si mismo teniendo relación sexuales pero no lo conecta
realmente con lo que le pasaba.
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miércoles, 4 de diciembre de 2013
CABALLERO INEXSITENTE * - Tercera parte
*de
Gabriel Peskin
No
hay historia de la neurosis infantil.
D
no tiene una historia. Tiene recuerdos pero para él no tienen
relación entre sí, sabe que ocurrieron determinadas cosas pero no
diría nunca que son causa de algo, que hay alguna relación de
causalidad. Nada de lo que le pasa hoy tiene causa en algo de cuando
era niño o en algo que el diga “me paso algo que reprimí y explica
lo que me pasa hoy en día”. No tuvo crisis, ni consecuencias de los
sucesos que vivió. Las cosas simplemente fueron así, como son, y
como le tocaron a él.
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miércoles, 27 de noviembre de 2013
CABALLERO INEXISTENTE * - Segunda parte
*de
Gabriel Peskin
Hacerse
un nombre.
Un
nombre que pudo darse es “homosexual”. Dice que es un homosexual
virtual porque en realidad hace 30 años que no tiene relaciones
sexuales ni contacto físico con nadie. Sabe que si dice que es
homosexual pone un título, un nombre frente a la gente y
obtiene que nadie le pregunte mas nada. Es para los demás la
explicación. No se meten a indagar acerca de él.
Aprendió a poner una barrera que explica todo. Si es loco o raro
dirán “es porque es homosexual”. Este nombre es parte de su
semblante.
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miércoles, 20 de noviembre de 2013
CABALLERO INEXISTENTE * - Primera parte
* de Gabriel
Peskin
Semblante.
D.
tiene 60 años. Se presenta como el Caballero Inexistente. Es un
cuento de Italo Calvino sobre un caballero que era solo una armadura
sin cuerpo adentro. Sin ninguna necesidad corporal, no duerme, no
come. Todo el tiempo estaba ocupado con su armadura. Debía estar
prolija y correcta. Ocupado también con el orden del
campamento, las cosas de los demás caballeros debían estar prolijas
y correctas.
Es
un ejemplo de lucidez en cuanto a qué es el semblante, la
apariencia. Ese armado de simbólico e imaginario que da su cara a lo
real. Lo que cubre a su vez para aquel que no es psicótico lo
real, lo real del goce del cuerpo. La lucidez de Calvino es la
inversa a la del psicótico. Separa el semblante de lo real y lo deja
sin el cuerpo de goce que viene a cubrir. Deja solo las formas del yo
ideal frente al Ideal del Yo.
D
no cree en los semblantes, sus agudas ironías esta basadas en
esa crudeza de ver a la gente más allá del semblante. La
gente en su crudeza.
El
conoce su propio semblante y como funciona en la gente. La gente cree
en el semblante que él presenta, entretanto el mismo esta
desconectado de su propio semblante. A él no le dice nada, no le
significa nada. El dice de sí mismo que es un Zelig. Donde lo pongan
se adapta y cae bien.
D
es una armadura sin cuerpo adentro, un semblante sin cuerpo detrás.
Es una burbuja, él es nada, los demás
ven alguien en él. Un famoso poeta de Tel Aviv alrededor del cual
algunos se reunían en un café dijo de él que es el Hamlet
perfecto.
Otro
dijo que es el hombre sartriano perfecto. A menudo encuentra gente
que les cambió la vida algo que él dijo. D no guarda ningún
recuerdo de qué dijo. Tampoco de su paso por instituciones en las
que dio cursos y control. Lo eligieron como el mas humano, cálido y
agradable docente. Cuando me lo dice se encoge de hombros.
Propongo
para el caso de D. el semblante como un síntoma porque es lo que le
permitió anudar los tres registros, estar en alguna forma de
equilibrio y de relación social. Le permitió ubicarse en un
discurso social, circular por la sociedad con éxito notable, D no
pasa desapercibido. Ha circulado por instituciones, escrito artículos
que él no los
piensa, escribe automáticamente y no relee. Dice que no sabe pensar,
relacionar ideas. Toma prestado de otros el pensamiento y el los sabe
decir. Ha frecuentado grupos de elite de Tel Aviv, grupos
intelectuales, artísticos y periodísticos. Nada de eso
tuvo permanencia, cuando deja algo desaparece sin que le quede
ninguna marca. Hoy en día después de una serie de cortes de lazos
sociales están reducidos a un mínimo. Hoy en día vive
aislado, cortado de los vínculos con la gente. En su casa todo el
día con sus dos perras es como puede estar.
Dice
que en sus tiempos mejores es como la novela “El retrato de Dorian
Gray”. La madre le contó la novela: a Dorian Gray le han
pintado un retrato que oculta a los ojos del mundo, el retrato
envejece y se afea con el paso del tiempo y los actos inmorales de
Dorian. En tanto Dorian es siempre joven y hermoso. D ya no se
ve joven y hermoso, en realidad no se mira en los espejos, lo evita.
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miércoles, 13 de noviembre de 2013
MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Última parte
Obesidad
y pulsión
El consumo
crea la ilusión de completud, sumiendo al sujeto en el autoerotismo
y coartando la posibilidad de lazo social.
Las
prácticas en la obesidad muestran dicho consumo, en la incorporación
irrefrenable de alimentos. Nos muestran ese exceso de goce en un
síntoma que escapa a las coordenadas simbólicas pensadas para la
construcción del síntoma clásico.
Nos
dicen sobre la desregulación pulsional tanto en el plano de la
oralidad como en la mirada. Sabemos que se come no solo a los fines
de la nutrición. Como señala J-A Miller1,
comer va de la mano de beber y hablar, es decir, que se come también
para gozar. Lo que apremia es la pulsión oral, el placer de la boca.
Asimismo,
el cuerpo del obeso se presenta, tal como alude Domenico Cosenza2,
como obscenamente evidente a la mirada del Otro.
Un cuerpo
excedido, que devora, que intenta no dejar restos, no dejar un
espacio que confronte con la falta, con el deseo.
En
esta época, en relación a lo que venimos diciendo y que J-A Miller
ha dado en llamar “Goces sin el Otro”3,
los sujetos muestran su goce y donde el Otro ya no opera con su
mirada en la producción de vergüenza que acote ese goce.
En una
época donde ha caído el N del Padre, donde no hay un Otro que pueda
limitar con su mirada los goces de los sujetos, el Psicoanálisis
intervendrá si los sujetos consienten en la búsqueda de esa verdad
reprimida, de esos significantes que los mantiene ligados a esos
objetos de consumo que más que “hacerlos felices” le garantizan
malestar y estrago.
1
Miller, J-A: El banquete de los analistas
2
Domenico Cosenza “La obesidad como síntoma
contemporáneo” en Aperiódico Psicoanalítico N° 17 “Sigan
gozando!”. Directora Edit Tendlarz
3
Miller, J-A y Laurent, E: El Otro que no existe y
sus comités de ética. Paidós, Bs. As., 2005
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Obesidad
miércoles, 6 de noviembre de 2013
MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Segunda parte
*Texto
presentado en el Congreso de AASM por Edit Tendlarz, Cecilia
Mastropierro, Claudia Mastropierro, Mercedes Montero.
Época
En
“El malestar en la cultura”1
Freud refiere al antagonismo entre las exigencias pulsionales y las
restricciones que impone la cultura.
La
inclusión del sujeto en el mundo simbólico supone una renuncia
pulsional. La pulsión encuentra un límite en las exigencias del
mundo exterior, en las leyes impuestas por la civilización.
Fuente de
grave sufrimiento, nos dice Freud, cuando el mundo exterior rehúsa
las posibilidades de satisfacción, cuando se encuentran atemperadas
las exigencias de dicha.
En ese
afán en la búsqueda de la felicidad, la vida, en tanto impuesta,
nos resulta gravosa. El sufrimiento amenaza, señala Freud, de tres
lados: desde el cuerpo propio, desde los vínculos con otros seres
humanos y como mencionamos desde el mundo exterior.
Frente a
ello, para soportar la vida, están los calmantes: poderosas
distracciones, satisfacciones sustitutivas y sustancias
embriagadoras.
El papel
que cumplen las restricciones por las influencias exteriores e
interiores es establecido por la noción de superyo. De este modo, se
ubica el carácter prohibitivo del superyo, que pone un freno a las
aspiraciones pulsionales.
Ahora
bien, nuestra época se erige en un imperativo, que más que ofrecer
un límite, orienta, empuja al goce. Se eleva, entonces, la otra cara
del superyo, permisiva, que exige gozar.
El
malestar en nuestra época se corresponde con la invitación
irrefrenable al consumo, con el ofrecimiento de objetos alcanzables,
disponibles en el mercado, garantes de una satisfacción inmediata.
Pero no
hay posibilidad de saciedad, la falta insiste, en tanto aquello que
no puede ser colmado es del orden del deseo.
1
Freud, S: El malestar en la cultura Obras
completas Tomo XXI Amorrortu
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Obesidad
miércoles, 30 de octubre de 2013
MARCAS DE UNA EPOCA: LA OBESIDAD* - Primera parte
*Texto
presentado en el Congreso de AASM por Edit Tendlarz, Cecilia
Mastropierro, Claudia Mastropierro, Mercedes Montero.
Nos
interesa en este trabajo articular la forma en que se presentan los
síntomas actuales, en el entramado de los cuerpos y la época.
Abordaremos la obesidad en tanto síntoma contemporáneo y en cuanto
se nos ofrece como paradigma del hiperconsumo1.
“El
hombre tiene un cuerpo”. No hay identidad para la especie humana
entre el ser y el cuerpo, si no que para el hablante hay una relación
de tener con el cuerpo.
Este
no es un dato de entrada, si no que se construye. Lo sabemos desde
Freud con la “Introducción del Narcisismo”2
cuando refiere a la unificación pulsional. Con Lacan, con el
“Estadio del Espejo”3
que refiere a la constitución del yo y del cuerpo a partir de la
identificación con la imagen unificada del otro.
El
cuerpo se construye en el entramado imaginario y simbólico, pero el
cuerpo que goza es, siguiendo la definición de J-A Miller4,
un “cuerpo viviente”, lo cual destaca la vertiente real.
Cuerpo
afectado de goce, que conduce a la definición de síntoma como
acontecimiento del cuerpo.
Los
cuerpos, habitados por las pulsiones, quedan atrapados en las redes
significantes, atravesados por el discurso actual que es el de una
invitación constante al goce.
Tener
un cuerpo se diferencia de ser un cuerpo. Los animales se identifican
con su ser cuerpo. No ocurre lo mismo en el hombre. El hombre por ser
sujeto, es decir, falta en ser, por estar dividido por efecto del
lenguaje, divide su ser y su cuerpo, “reduciendo este último a la
categoría del tener.”5
Debido a
que tiene un cuerpo tiene síntomas. Para tener síntomas se necesita
un cuerpo y para gozar, también.
Siguiendo
a Miller en esto, entonces hay en los seres parlantes dos cuerpos:
por un lado un cuerpo que sabe lo que necesita para sobrevivir, un
cuerpo regulado, un cuerpo yo, un cuerpo que se puede llamar
epistémico y por el otro, un cuerpo libidinal, desregulado, un
cuerpo que no acata al yo, que no acata lo vital, un cuerpo que sufre
las consecuencias de la represión de la verdad, un cuerpo goce.
Un cuerpo
que cree encontrar en estos objetos el partener adecuado que le
evita además el encuentro con el otro sexo.
Siguiendo
a Lacan: un cuerpo es algo que se goza. Y se goza “corporeizandolo
de manera significante…”. El significante es causa de goce. 6
1
Domenico Cosenza “La obesidad como síntoma
contemporáneo” en Aperiódico Psicoanalítico N° 17 “Sigan
gozando!”. Directora Edit Tendlarz
2
Freud, S: Introducción del Narcisismo. Obras completas. Tomo XIV
Amorrortu
3
Lacan, J: El estadio del espejo como formador de la función del yo.
Escritos 1
4
J-A Miller: Biología lacaniana y acontecimiento
del cuerpo. Diva, Argentina.
5
J-A Miller: “ La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”
Paidos, Argentina, pag,372
6
Lacan, J: El Seminario, Libro 20, Aun, Paidos, Bs. As., 2004, págs
32-33
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Obesidad
miércoles, 16 de octubre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Última parte
*Por Laura Kiel
(Psicoanalista, Miembro de la EOL y de
la AMP, Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con
Especialización en Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la
Pasantía: Una práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
Para cerrar
La lectura de la demanda dirigida al integrador, un cálculo sobre la
propia posición del profesional, el reconocimiento de los recursos
defensivos propios del niño y la dimensión pulsional como
fundamento de la presencia perturbante del Otro son algunos de los
aportes del psicoanálisis que fueron construyendo a lo largo de
estos años las coordenadas de cada integración.
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Autismo,
Clinica con niños,
Educación
miércoles, 9 de octubre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Cuarta parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
Una viñeta, a modo de ejemplo.
Quiero hablar de un niño, al que llamaremos Juan, aún lo recuerdo
con esos ojos grandes que expresaban angustia pero no sostenían la
mirada, escondido debajo del escritorio de su maestra esquivando los
signos de la presencia del Otro, con un balanceo estereotipado y un
mutismo pertinaz, su mochila aún sobre sus espaldas y atento a la
puerta de salida.
La escuela consulta porque estábamos en setiembre y este niño
estaba cada vez más aislado del contexto y sumido en sus
estereotipias. ¿Cómo habíamos llegado hasta esta altura en estas
condiciones? Nadie podía darme algún dato relevante sobre los
primeros meses del año. Luego de un tiempo de entrevistas con la
directora, la maestra, los profesionales del Equipo de Orientación
Escolar, me encuentro con los cuadernos de Juan. Para mí sorpresa,
hasta junio se encontraban completos, prolijos y con buena letra.
¿Qué había pasado? Tenía que haber ocurrido algún suceso que
desencadenara esta desconexión. La suposición de un sentido para
lo que le ocurría a Juan finalmente llevó a la docente a realizar
una indiscreción. La docente (a la que le hubiera correspondido ese
primer grado pero a causa de Juan se le designó otro curso) le había
dicho casi al oído durante un recreo que si no dejaba de correr, le
iba a bajar los pantalones en el patio delante de todos los chicos
para que le vieran la cola y se burlaran de él. Juan salió
corriendo, se escondió en posición fetal y a partir de ahí no
puede volver a participar de los recreos ni a soportar ser mirado por
sus compañeros. La contingencia hizo que este niño se topara con
ese goce oscuro, sin velos, bajo la forma de esas prácticas de
crueldad ya repudiadas aunque no necesariamente abandonadas. Los
recursos con los que contaba Juan para sostenerse en la escuela y
seguramente en la vida, no le alcanzaron para hacer frente a ese mal
encuentro y estallaron en una multiplicación de ojos que lo
perseguían.
Sin ánimo de justificar ese gesto, es probable que esta docente no
pudiera anticipar el daño que le causaría a este niño, y también
suponemos que cientos de niños en sus años de docencia padecieron
tratos similares, solo que Juan se encontraba más indefenso. Un
recorrido por las aulas nos enfrentaría con los resabios de viejas
metodologías encarnadas aún en los docentes más jóvenes:
posiciones renegatorias de la propia falta, miradas aguzadas para
encontrar la falla a corregir en el alumno y modalidades de
enunciación imperativas.
El modelo escolar en su conjunto empuja a los niños con compromiso
emocional a lo peor.
La solución que pedían los docentes de esa escuela era un maestro
integrador para que mirara y siguiera a Juan todo el tiempo.
La persona que acompañara a este niño debía estar advertida de lo
perturbante que resultaba su presencia y encontrara el modo de
mostrarle a Juan que no necesitaba defenderse de ella. Pero para
esto, era imprescindible que pudiera reconocer los recursos que había
encontrado Juan para mantener al Otro a distancia. ¿Cómo lograr
que este niño dejara de destinar tanta energía para protegerse de
ese Otro que le resultaba invasivo y abusador? En lugar de sumar
sabíamos que se trataba de restar, restar presencias, voces,
miradas, todos los signos de esa presencia del Otro intolerable. La
dirección que orientaba esta intervención consistía en Hacerle a
Juan soportable el Otro.
¿Cómo intervenir sobre ese efecto de significación que arrojó a
este niño a esa posición de resto, de objeto coagulado en ese
significado inefable que le vino del Otro? Se trataba de evitar toda
presencia enunciativa, y tomar como referencia la orientación de
Lacan en el Seminario XI, la falta en el Otro la encuentra el sujeto
en la propia intimación que ejerce sobre él el Otro con su
discurso, “en los intervalos del discurso del Otro surge en la
experiencia del niño algo que se puede detectar en ellos
radicalmente –me dice eso, pero ¿qué quiere?”
Allí donde un integrador es llamado a responder, a completar, a
reponer sentido, se trataba de hacer lugar a una intimación y una
convocatoria al sujeto desde ese lugar de la falta misma, desde una
posición que sabe no saber. Posición en falta que permita a ese
niño dedicarse a su esfuerzo de invención que le permita alcanzar
ese arreglo posible entre el sujeto, su cuerpo y su palabra, tal como
plantea Jacques Alain Miller en su comentario
sobre el caso de una niña Ana en Aperiodico, Autismo I.
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Educación
miércoles, 2 de octubre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Tercera parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
La paradoja del rol.
Tal como ya planteáramos, cada niño con su integradora es la
condición para ser “recibidos” en las escuelas. Se trata de
profesionales de distintas disciplinas -psicopedagogos, psicólogos
en su mayoría- que ingresan a los ámbitos escolares tomando a su
cargo un mandato que se esconde en los recovecos de una sintaxis
despojada de enunciación: que estos niños puedan y puedan igual que
el resto o en todo caso, si no pueden, que no se note tanto.
“Que la integradora le copie, lo saque del aula, lo ayude a
completar, se siente al lado, esté todo el tiempo, lo acompañe al
baño” son algunas de las frases que dan cuenta del lugar otorgado
a ese profesional.
Ya sea que esta demanda se exprese de manera más o menos explícita
o absolutamente inconsciente, el integrador suele ser llamado para
suturar, hacer desaparecer, borrar la dimensión de la imposibilidad
que estos niños hacen manifiesta.
Si el integrador se esfuerza por lograrlo, está reforzando o
empujando al niño a una posición de objeto, en tanto, ese punto de
imposibilidad es condición misma del sujeto. Los
puntos de imposible varían según los sistemas simbólicos y varían
según los mandatos y los significantes privilegiados que los
vehiculizan.
Es imprescindible, para plantear la orientación de trabajo,
reconocer bajo que términos se constituye ese punto de imposible en
la particularidad de cada intervención.
¿Cómo hacer uso de los semblantes para no responder linealmente a
la demanda del Otro sabiendo que ese mandato es imposible?
¿Cómo constituirse en ese Otro del niño que hace las veces de esa
garantía que la escuela reclama sin intervenir de manera
irrespetuosa y avasallante sobre sus posibilidades subjetivas? ¿Cómo
sostener el punto de imposibilidad interno al discurso educativo,
respetando esa dimensión del goce que va a permanecer
insociabilizable?
La apuesta consiste en que el profesional -orientado por el discurso
psicoanalítico- pueda construir las coordenadas lógicas que
orienten la integración. Y a su vez, que su posición le muestre al
docente un camino posible para acercarse a estos niños.
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Autismo,
Clinica con niños,
Educación
miércoles, 25 de septiembre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Segunda parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
Presentación
AUTISMO y ESCUELA, ambos conjuntos han sido históricamente
excluyentes, sin embargo hoy, esa intersección está creciendo de
manera exponencial, en procesos desprolijos; sin políticas escolares
orientadoras ni medidas públicas que anticipen o por lo menos
acompañen esos ingresos.
Los proyectos de integración constituyen un engranaje que conlleva
necesariamente a la patologización de los niños, quienes en muchos
casos, necesitan su certificado de discapacidad, la medicación
correspondiente para tranquilidad de todos y una maestra integradora
sin excepción, que los lleve de la mano para ingresar a las
escuelas. Resulta preocupante que se estén otorgando con tanta
liviandad diagnósticos de retraso madurativo o de trastornos del
lenguaje a niños que aún no alcanzan los dos años.
No se trata para mí de estadísticas ni legajos escolares sino de
recuerdos e imágenes de cientos de niños a los que conocí
recorriendo las escuelas y pude reconocer en sus movimientos y
balanceos, en sus miradas perdidas o esquivas, en sus cuerpos
agitados y a la defensiva, en esos deditos que se mueven al compás
de un sufrimiento profundo, en sus caminatas solitarias alrededor del
patio en los recreos, en sus capuchas puestas a modo de una armadura
protectora, en esos bunkers que a veces les permiten armar con bancos
para mantenerse a distancia del resto y por supuesto, también en la
inmanejable ferocidad con que en ocasiones se estrellan contra las
paredes o contra los cuerpos de los otros niños.
El Estado está cumpliendo con su deber de garantizar el derecho a la
educación a todos en la escuela común. Sin embargo, la lógica
bajo la cual lo intenta, introduce a los niños en una maquinaria
trituradora de sujetos en la medida que necesitan contar con su
certificado para ingresar a ese TODOS, y lo hacen precisamente, en
tanto “discapacitados”, aplastados bajo esa nomenclatura que los
congela.
A esta altura, ya estamos en condiciones de reconocer las
consecuencias para estos niños arrojados a dispositivos escolares
sin contemplación de su subjetividad por tendencias fundamentalistas
de empuje al Todo. Podríamos sintetizar esta perspectiva en el
siguiente dicho: “todo es poco, todo y más. Si se puede todo
porqué no?”. Reconocemos en este enunciado, la fórmula del
mandato superyoico actual. Porqué no?
No se trata solamente de disquisiciones teóricas; los efectos de
estas preguntas se hacen carne en los cuerpos de los niños
mortificados por una medicación como respuesta o los condena a
perder la dignidad en manos de las TCC transformándose en poco más
que ese perro de Pavlov que respondía a estímulos, reforzamientos,
adiestramientros de las conductas.
Frente a las prácticas intervencionistas, acciones directas, que van
desde los reforzamientos de las caritas tristes y la aplicación de
correctivos hasta el avance de la medicalización, los psicoanalistas
nos acercamos “al esfuerzo de cada sujeto por tratar su síntoma y
a su recepción en las instituciones que, sin nosotros, tendrían
tendencia a querer tratarlo como categoría”, al decir de E.
Laurent.1.
En general, la presencia de un profesional
orientado por el psicoanálisis lacaniano introduce cierta pausa y
moderación en los modos precipitados de intervenir en los ámbitos
escolares, pero en la particularidad de estos niños comprometidos en
su constitución subjetiva, esta presencia hace una diferencia
sustancial en tanto subvierte la lógica reinante y la posición de
los adultos.
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Autismo,
Clinica con niños,
Educación
miércoles, 18 de septiembre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Primera parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
Introducción
Agradezco esta oportunidad para transmitir mi preocupación por la
situación actual de muchísimos niños, que han sido ingresados o
mejor dicho, que están dentro de las escuelas comunes con ese
diagnóstico de amplio espectro conocido como TGD (Trastorno
Generalizado del Desarrollo).
A su vez, me gustaría compartir una inquietud que me acompaña hace
años: ¿qué tenemos para ofrecer los psicoanalistas a los docentes
a cargo de recibir y alojar a estos niños en las escuelas?
La experiencia que vengo realizando hace años en Educación me
brindó la oportunidad de acercar los aportes del
psicoanálisis a los ámbitos escolares; a su vez, ofreció la
ocasión a tantos docentes de verificar la eficacia y la potencia
del discurso analítico.
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Autismo,
Clinica con niños,
Educación
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Un loco amor * - Última parte
*
Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la
EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con la participación
de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
La
posición de un analista
El juez
interviniente en la causa hace lugar a un analista.
La
particularidad del loco amor de Eme -si no se
encuentran en ella, indicios de una estructura forclusiva- es en
tanto ha hecho equivaler la posición de objeto de goce -que ocupa
para su padre- a la posición de objeto de amor -en la que encuentra
coagulada la razón de su ser- que la resguarda de la locura
familiar,.
Loco amor
porque renuncia de esta forma, a ser sujeto deseante.
Transacción
que la “salvaría” en su fantasmática, de ser objeto de goce de
la madre.
¿Puede
funcionar este amor como suplencia de la función paterna?
El
analista sin responder en sintonía con los semblantes sociales y sin
enloquecer frente a estos goces desenfrenados, con su breve
intervención -en esta causa jurídica- propiciará
algún ordenamiento simbólico, algo menos precario, que el amor a
ese padre idealizado por Eme.
Este
analista “sin diván” y sin hacer asistencialismo (8) pero
haciendo semblante de objeto a (9) podrá abstenerse de su propio
goce e intentará hacer surgir algo del efecto sujeto.
Y así
podrá bordear la singularidad del amor y del deseo de Eme.
Condición
necesaria para poder escucharla diciendo:
“He
decidido ser lo que el Otro hizo de mí: la mujer de mi padre.”
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Biopolítica,
Violencia
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Un loco amor * - Cuarta parte
*
Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la
EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con
la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Algunas
consideraciones
El incesto
no es novedoso y la actualidad con su aceleración nos corre,
dejándonos atónitos frente a la decadencia del orden simbólico
preexistente.
Esta causa
jurídica nos llevó a examinar con la ayuda de un juez, el Código
Penal de la República Argentina (4)
En sus
artículos 119 al 123 observamos, que no se sancionan estos hábitos
en tanto haya consentimiento (5) del incestuado y que éste sea mayor
de trece años.
Es la
sociedad quien las condena escandalosamente, desde el horror al
incesto.
Claro
está, que hay atenuantes y agravantes pero no es la ley penal la que
lo prohíbe, sino que es la sociedad quien lo condena moralmente,
desde el horror que el incesto inspira. (6)
Lo que se
presenta es una puesta en acto de lo que participa en la
constitución subjetiva de todo ser parlante y que ha de permanecer
reprimido –los bien conocidos tres diques freudianos-. (7): Asco,
vergüenza, y conciencia moral.
¿Qué es
lo distinto en este caso?
¿Cuál es
la diferencia hoy, en nuestros días?
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Biopolítica,
Violencia
miércoles, 28 de agosto de 2013
Un loco amor * - Tercera parte
*
Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la
EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con
la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Una
caótica novela familiar
Este
tramado siniestro podría perfectamente ser el argumento fílmico de
un amor absurdo y grotesco.
¿Qué
objeto/causa de deseo para esta madre/abuela tan permisiva en un
inicio –inclusive frente a la evidencia del nacimiento de su primer
hijo/nieto?
¿Y por
qué luego tan iracunda sobre el final cuando
interrumpe por primera vez, el diálogo con su hija y con su esposo,
por considerarse recién allí defraudada por ambos?
¿Qué
decir de la función paterna tan mixturada?
¿Qué
sujeto deseante puede resultar allí donde nadie quiere perder nada?
¿A qué
goce se renuncia?
La
hija/esposa renegando de la castración ve en su padre/marido al
único hombre de su vida, a la única persona a quien ha llegado a
amar.
El padre
como único adulto, que quedó “del lado de ella, cuando todos la
hostigaban.
Los
hermanos ahora con la segregación a tope y con sus juegos abusivos
antes – en la infancia ella y cuatro de sus hermanos jugaban a
tener relaciones sexuales entre ellos y las concretaban- no le
perdonan a Eme haber sido la elegida de su padre.
La
vindicta pública queda a cargo de los vecinos por el horror que les
genera este amor prohibido.
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Biopolítica,
Violencia
miércoles, 21 de agosto de 2013
Un loco amor * - Segunda parte
*
Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la
EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con
la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca.)
Recorte
de la causa y del caso Eme
Eme
tiene que presentarse en el Juzgado al casi revelarse la
relación “especial” de la joven con su padre, hecho por el que
fue además, culpabilizada y estigmatizada por su madre y hermanos.
Al nacer
su primer hijo sólo despertó sospechas pero ya con el segundo, Eme
se posicionó como pareja de su padre, decidiendo la convivencia
fuera de la familia originaria.
Por
sostener este lazo, fue condenada al exilio por el
Otro social.
Al
respecto Eme dice no entender, cuál es el problema de constituir una
pareja con su padre y reclama:
“¿Quién
puso la ley esa… que yo no puedo vivir con mi padre?” Luego
interpela:
“Ahora,
¿No es peor, no es asqueroso, esto de los matrimonios del mismo
sexo?”
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Biopolítica,
Violencia
miércoles, 14 de agosto de 2013
Un loco amor * - Primera parte
*
Por Silvia Salvarezza (Argumento presentado en las Jornadas de la
EOL, Buenos Aires 2010 y en el EA Brasil 2011 con
la participación de Silvia Batisttuzzi y Mónica Lucca. )
“Quien desordena su casa, hereda
viento (…)”* Proverbios, 11 -
(1)
Introducción
Eme, un
fenómeno freak desarticulado a la castración, al Padre (2) nos
interroga y aún hoy horroriza - al ser transmitido por los medios
masivos de comunicación- con un hecho que le sucede.
¿Cómo
proceder?
Nuestra
intervención en el campo social
Llega Eme
al Equipo Interdisciplinario de los Juzgados de Familia, tras
judicializarse su situación.
La
Institución demanda evaluar, controlar y psicodiagnosticar en
tan sólo tres entrevistas. Quieren saber, si Eme
de 23 años puede proteger a sus dos pequeños hijos, producto
del vínculo incestuoso con su padre, quien la iniciara sexualmente a
la temprana edad de 11 años. A propósito de este dato Eme acota
que ella también comenzó a “sentir cosas” por él.
A partir
de allí se le demanda al perito psicólogo - en este caso analista –
evaluar, controlar y psicodiagnosticar en un breve lapso.
El
psicoanalista con su acto no retrocederá, aún cuando lo que se le
pida es recubrir un mal encuentro y reducir los efectos del malestar
generados por las instituciones donde trabajamos. Suponiendo a Eme
como sujeto ético y de derecho, (3) el quehacer clínico puede
desplegarse en estos ámbitos, que responden al orden público.
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