miércoles, 15 de diciembre de 2010

“Dispositivos de urgencia en el hospital y los 4 discursos propuestos por Lacan” * - Tercera parte

*Por Silvia Sassaroli  (Psicoanalista – Miembro de la EOL y de la AMP – Docente de la UBA – Psicología e la Práctica profesional “Clínica de la urgencia”; trabajo presentado como Clase Concurso JTP Clínica de la Urgencia)


Tomaré un caso de admisión que se presta para que articulemos además del discurso amo y el psicoanalítico, el discurso de la histérica y el universitario: 

El caso:
Llega al consultorio un hombre de 70 años en silla de ruedas traído por su esposa. Pasan ambos y dice ella que lo mandan del servicio de oncología porque lo veían en riesgo por su depresión y que ya ni comía, acompaña sus dichos con una orden de dicho servicio que dice: “Atender con urgencia, Depresión”. Agrega que hace casi 2 años que le vienen haciendo todo tipo de estudios y que aún no detectan ninguna afección diagnosticable.
Le pregunto a él qué creía que le estaba pasando y dice que se jubiló hace 3 años y al poco tiempo empezó con dolor e insensibilidad alternativamente en una pierna y luego en la otra pero que últimamente ya era en ambas y fue dejando de poder caminar.
Como había hablado del haberse jubilado pregunto por ese momento y refiere que fue un alivio total porque venía presenciando irregularidades en el cementerio del que era subdirector, aclara que la dirección era un cargo político y que él venía haciendo su carrera administrativa y el tope era su cargo, el de subdirector. Dice que estas irregularidades y hasta ilícitos le generaban estrés pero que no podía actuar. Le pido un ejemplo de alguna situación de estrés y responde que eran muchas y que ya ni se acuerda de nada en particular. Insisto con todo el tacto posible buscando algún detalle diciéndole que ya recordará algo. E inmediatamente dice “¡Me acordé de algo que pasó!”
Vienen los deudos de un fallecido hacía muchos años reclamando porque habían levantado la parcela asignada y mostrando todos los recibos de pago de la misma. Figuraba en los libros como impaga, se había cometido un error o una avivada de los que revendían parcelas. Nuestro paciente en cuestión dispuso que recuperaran los restos que ya eran esqueleto y lo restituyan en su lugar. “El yerno del difunto quiso verificar y no sabe lo que pasó doctora! ¡Sobraba una pierna!”
Al escucharlo no pude evitar que apareciera como un flash en mi cabeza la imagen de un esqueleto con 3 piernas, y pregunto cómo fue eso a lo cual responde que el difunto era amputado y lo habían presentado con 2 piernas.
Le digo: “así que sobraba una pierna”. “¿Tendrá que ver esto con sus piernas, 1° una y después la otra?” Se sorprende y larga una carcajada casi jubilosa, acerca su silla al escritorio y cruza con ayuda de sus manos una pierna sobre la otra al tiempo que dice: … “Y pensar que recorrí todos los servicios del hospital, sólo me faltó Ginecología”.

En este caso ¿hay urgencia? Si la hay, ¿De quién? 

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