miércoles, 14 de diciembre de 2011

La respuesta a un discurso de violencia* - Quinta Parte

*Por Adela Fryd (Miembro de la EOL – AME)
Artículo publicado en el “Aperiódico Psicoanalítico”

Un niño irrefrenable de tres años que llamaremos S., con una llamativa lucidez dice: yo hago lo que quiero, yo decido lo que quiero y yo voy a decir lo que se tiene que hacer. Cuando organizan una salida y le piden que se ponga las zapatillas, él contesta: no, me voy a poner las zapatillas de papá. Este niño maravilló a los padres porque mostró una soltura muy diferente a sus otros hijos. Aparecía como un meteorito extasiando a la madre con su simpatía y se ubicaba como el ideal de su padre, ya que a su padre le hubiera gustado ser aquello que es su hijo. ¿Por qué vienen entonces a la consulta, si este niño es maravilloso?
El problema era que su hijo, supuestamente excepcional, se había tornado intratable; según ellos, pretendía ser reconocido a cada minuto en lo que decía, lo cual era una locura. Este niño era un revolucionario de sí mismo. Permanentemente tenía que estar justificado y autentificado por el Otro. Este exceso que estamos describiendo terminó siendo un exceso de goce para el niño mismo. Se encontraba excedido porque ninguna de las palabras que le ofrecía el Otro podía pacificarlo.
Este objeto precioso que, en un punto, fue para los otros también, es su responsabilidad quedar fijado a ello y creer que eso es posible y en principio, a éste niño le es difícil la separación con la madre, dificultando así la aparición de un objeto que intermedie entre el y ella, objeto guía de aquello que se perdió como goce con la madre.
El sujeto se constituye el lugar que llamamos “campo del Otro” tomando al Otro como lugar simbólico constituyente, de ahí que lo diferenciemos de cualquier otro que rodea al niño. No cualquiera puede instituir este lugar. El narcisismo también se constituye en el campo del Otro, y ello es una forma de investidura libidinal necesaria para la vida. El niño se encuentra con significantes que toma del Otro, con significantes que le permitirán nombrar lo innombrable para poder hacer algo con lo que a él le sucede y poder darle alguna significación.

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