miércoles, 6 de octubre de 2010

Otra (o) dieta - La diet A contra el Otro * - Última parte




* por Dra. Valeria Matzkin y Luciana Varela (“Centro El Colibrí”)

El obeso parecería ubicarse en una posición infantil, de aceptación a la demanda
estragante del Otro sin titubear, en el que la deseo queda reducido a la necesidad,
transformándose en objeto de goce, sujetos que no pueden hacer ninguna experiencia de la falta, ni en el sentido más simbólico (separarse del Otro, desear) ni en relación al vacío del estómago (el del obeso está siempre lleno). Las soluciones fallidas por cierto, al problema de la obesidad con cirugías, dietas o estudios científicos de tipo bioquímico, fracasan justamente al no tener en cuenta su dimensión psíquica, el sujeto rebajado al estatuto de objeto de la ciencia.
Es importante poder pensar por qué, dentro de un contexto social que empuja al
consumo excesivo, unos sujetos eligen la comida, otros las drogas y otros rechazan todo consumo. La relación del sujeto con la comida y con su cuerpo depende de su relación con el Otro, con la falta, el deseo y el goce. No se puede abordar seriamente el tratamiento de un problema vinculado a la alimentación y al cuerpo desconociendo lo que concierne a la subjetividad. Una paciente obesa, de 53 años en sus dichos da cuenta de esto:
“Mi madre me prohibía comer todo lo que a ella no le gustaba, y me hacía comer cosas grasosas que yo terminaba tirando cuando podía, sino me lo comía, no podía decir que no, es lo que me pasa ahora” “Me casé y me liberé y empecé a comer todo lo que quería y nadie me decía nada, comía a escondidas”. “Dormí hasta los 5 años de la mano de mi madre, nació mi hermana y volé, me soltó”.
Para ésta paciente, anudarse a un hombre que no le dice nada, como salida a la relación con este Otro infernal, fue una salida muy precaria.
Sólo en la medida en que el sujeto obeso pueda hacerse responsable de su posición podrá comenzar a cuestionar algo de esa plenitud que lo ahoga.

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