miércoles, 18 de junio de 2014

El cuerpo del siglo XXI * - Tercera parte

* por Darío Galante

Hoy en día nos encontramos con una cantidad importante de campañas tendientes a que la ciudadanía tome conciencia de los riesgos que puede tener para la salud una dieta desequilibrada. Hay mucha más información sobre el colesterol, las calorías y los carbohidratos. Además cada producto debe incluir en su envase la información nutricional de cada porción del producto que se está vendiendo.
Otro tanto ocurre con la actividad física. Las maratones cada vez tienen más participantes y las grandes marcas invierten considerables sumas de dinero para asociar a sus productos con eventos deportivos que se repiten año tras año. Más allá del boom de las maratones, en las que muchos interesados quedan sin poder participar por ser superados los cupos previstos, los edificios dedicados a la práctica deportiva o al cuidado estético son una constante en las grandes ciudades.
Basta detenerse a observar una tanda publicitaria en la televisión actual para ver reproducirse un fenómeno que merece ser atendido. Se ofrece a través de este medio, entre otros, sal baja en sodio, yogur con calcio, dentífricos con distintas propiedades para los huesos y alimentos para controlar el peso de manera saludable.
Otro tanto sucede con los realitys para bajar de peso y los micros en los noticieros con el mismo fin, y con los consejos para mantenerse en forma muchas veces acompañadas por modelos que explican cual es su “secreto” para lograr el cuerpo ideal mientras mantienen su “secreto” de su paso por el quirófano.
Sumemos a este fenómeno el recurso de las páginas webs dedicadas a la salud que figuran entre los sitios más visitados por los internautas.
Destaquemos en este punto que el avance de la ciencia acompaña este proceso que promueve una fuerte exposición del cuerpo. En las últimas décadas la cirugía estética ha pasado a ser un derecho: el derecho a sentirse bien con la imagen del propio cuerpo. La alianza entre lo que se reivindica como un derecho y las promesas de la ciencia sellan de este modo un cambio de época.
Lo que ha marcado un cambio sin precedentes es que la ciencia ha llegado a cumplir algunas de sus promesas. Recordemos que para la ciencia no hay límites, por lo menos en su horizonte. Lo que hoy no se puede, se está estudiando para el mañana. ¿Cuál sería el límite? Las transformaciones en el cuerpo están hoy en día al alcance de la mano. Ya no es solo la cirugía que apunta a retocar sino precisamente a transformar los cuerpos, incluidos por supuesto los cambios de sexo.
Se puede decir entonces que el ideal del cuidado del cuerpo está instalado como un bien en la sociedad de nuestros días. Este es un ideal que marca claramente una tendencia en el siglo XXI.
El presupuesto familiar dedica una parte cada vez más importante a “consumir salud”. Estas demandas, por momentos desenfrenadas y salvajes, por preservar la salud del cuerpo incluyen, además de los medios informáticos, una creciente consulta a los más diversos profesionales.
Advirtamos como una nota al margen que este progresivo aumento de las consultas a profesionales en el caso de las psicoterapias suele orientarse no tanto a trabajar los meandros de la existencia sino a reestablecer un equilibrio que permita ingresar nuevamente a un horizonte de consumo sin mayores sobresaltos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario