miércoles, 4 de noviembre de 2009

Entrevista a Oscar Zack* - Tercera entrega

          *AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL)
            AME de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AME)
            Director de la Escuela de la Orientación Lacaniana

(Continuación- Ver entradas anteriores) 
      
Hablando de la época actual, en Internet pueden encontrarse, bajo el pseudónimo de “Pro Ana” y “Pro Mía”, websites, blogs y foros a favor de la bulimia y la anorexia, en los cuales “anas” o “mías” (así se autodefinen) comparten dietas, fotos o hasta consejos de cómo ocultar su enfermedad a sus allegados ¿Qué nos podría decir de esto?


En los años setenta la gente se agrupaba por ideales, hoy percibimos una declinación de los mismos, hoy vivimos en un tiempo de cierto cinismo generalizado.

¿Hoy cómo se agrupan, por ejemplo, los jóvenes, cómo se hace lazo social? A partir de las formas de goce. Los ideales fueron sustituidos por las formas de goce. En la década mencionada la gente se agrupaba por ideologías, en el siglo actual por las formas de goce. Esas websites o blogs, que usted señala, son conjuntos de aquellos que dicen gozar de la misma manera. Es decir, los que gozan homólogamente hacen grupo, generan nuevas fraternidades, son, si se quiere, las nuevas tribus urbanas. No sería improbable encontrar sitios en la web de quienes se tatúan de la misma manera, de quienes consumen las mismas sustancias como el paco o la marihuana u otros tóxicos, y en esta perspectiva, la anorexia y la bulimia son también formas de relación con el goce, de relación con el objeto que permiten su agrupación en tribus; esos sitios pretenden que cada sujeto transmita un saber acerca de cómo se goza más, y eso hace conjunto. Por un lado es un lazo autista, cada uno con su goce, pero al mismo tiempo es un intento de construir un lazo social a partir de agruparse bajo las formas de goce análogas.

Un analista tiene que saber estas cosas.

Lacan decía que el analista debe estar a la altura de la subjetividad de la época. Hoy es una época que muestra un modo de gozar y un modo particular de vivir la pulsión.

Hoy el goce está permitido, y el psicoanálisis hizo su aporte para que esto ocurriera.

Podemos tomar como referencia el cambio que se produjo en las formas de goce desde la época victoriana a hoy y constatar que no fue sin los efectos del discurso psicoanalítico. Es evidente que hizo su aporte a esta modernidad. Entonces, en estas nuevas fraternidades, en esta promoción de las nuevas formas del goce, lo que se puede captar es la caída de los ideales. Es como dijo el poeta: la Biblia junto al calefón.

Lacan en 1938, en el texto La Familia anticipa algunas de estas problemáticas al poner a la consideración los efectos de la caída de la imago paterna, la caída del nombre del padre, lo cual produce efectos devastadores. La forclusión del nombre del padre es causa de la psicosis, y en el campo de lo social la caída del nombre del padre hace su aporte a la producción de las nuevas formas del síntoma. Es el componente estructural que vehiculiza las nuevas formas del síntoma. No hay una prohibición del goce, este es el tiempo -tal como fue definido por J-A Miller y Eric Laurent- de “la inexistencia del Otro”. La época del Otro que no existe es solidaria de la declinación del nombre del padre. Y esto se ve, se capta en lo que estamos conversando. La declinación del padre, del padre en su función, claro está, produce un resquebrajamiento y una fragmentación de la red simbólica. Las consecuencias pueden observarse también en la declinación de los ideales, a partir de la entronización del pragmatismo cínico o la dimensión cínica del pragmatismo que ha promovido la propuesta neo-liberal de los años 90.

( Entrevista publicada en el "Aperiódico Psicoanalítico" )

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