miércoles, 2 de octubre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Tercera parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
La paradoja del rol.
Tal como ya planteáramos, cada niño con su integradora es la
condición para ser “recibidos” en las escuelas. Se trata de
profesionales de distintas disciplinas -psicopedagogos, psicólogos
en su mayoría- que ingresan a los ámbitos escolares tomando a su
cargo un mandato que se esconde en los recovecos de una sintaxis
despojada de enunciación: que estos niños puedan y puedan igual que
el resto o en todo caso, si no pueden, que no se note tanto.
“Que la integradora le copie, lo saque del aula, lo ayude a
completar, se siente al lado, esté todo el tiempo, lo acompañe al
baño” son algunas de las frases que dan cuenta del lugar otorgado
a ese profesional.
Ya sea que esta demanda se exprese de manera más o menos explícita
o absolutamente inconsciente, el integrador suele ser llamado para
suturar, hacer desaparecer, borrar la dimensión de la imposibilidad
que estos niños hacen manifiesta.
Si el integrador se esfuerza por lograrlo, está reforzando o
empujando al niño a una posición de objeto, en tanto, ese punto de
imposibilidad es condición misma del sujeto. Los
puntos de imposible varían según los sistemas simbólicos y varían
según los mandatos y los significantes privilegiados que los
vehiculizan.
Es imprescindible, para plantear la orientación de trabajo,
reconocer bajo que términos se constituye ese punto de imposible en
la particularidad de cada intervención.
¿Cómo hacer uso de los semblantes para no responder linealmente a
la demanda del Otro sabiendo que ese mandato es imposible?
¿Cómo constituirse en ese Otro del niño que hace las veces de esa
garantía que la escuela reclama sin intervenir de manera
irrespetuosa y avasallante sobre sus posibilidades subjetivas? ¿Cómo
sostener el punto de imposibilidad interno al discurso educativo,
respetando esa dimensión del goce que va a permanecer
insociabilizable?
La apuesta consiste en que el profesional -orientado por el discurso
psicoanalítico- pueda construir las coordenadas lógicas que
orienten la integración. Y a su vez, que su posición le muestre al
docente un camino posible para acercarse a estos niños.
Etiquetas:
Autismo,
Clinica con niños,
Educación
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario