miércoles, 25 de septiembre de 2013
TODOS A LA ESCUELA* - Segunda parte
*Por Laura Kiel (Psicoanalista, Miembro de la EOL y de la AMP,
Coordinadora del Posgrado de Psicoanálisis con Especialización en
Educación de Causa Clínica, Coordinadora de la Pasantía: Una
práctica interdisciplinaria en el campo escolar,
Seretaria.Extensión, Facultad Psicología, UBA)
Presentación
AUTISMO y ESCUELA, ambos conjuntos han sido históricamente
excluyentes, sin embargo hoy, esa intersección está creciendo de
manera exponencial, en procesos desprolijos; sin políticas escolares
orientadoras ni medidas públicas que anticipen o por lo menos
acompañen esos ingresos.
Los proyectos de integración constituyen un engranaje que conlleva
necesariamente a la patologización de los niños, quienes en muchos
casos, necesitan su certificado de discapacidad, la medicación
correspondiente para tranquilidad de todos y una maestra integradora
sin excepción, que los lleve de la mano para ingresar a las
escuelas. Resulta preocupante que se estén otorgando con tanta
liviandad diagnósticos de retraso madurativo o de trastornos del
lenguaje a niños que aún no alcanzan los dos años.
No se trata para mí de estadísticas ni legajos escolares sino de
recuerdos e imágenes de cientos de niños a los que conocí
recorriendo las escuelas y pude reconocer en sus movimientos y
balanceos, en sus miradas perdidas o esquivas, en sus cuerpos
agitados y a la defensiva, en esos deditos que se mueven al compás
de un sufrimiento profundo, en sus caminatas solitarias alrededor del
patio en los recreos, en sus capuchas puestas a modo de una armadura
protectora, en esos bunkers que a veces les permiten armar con bancos
para mantenerse a distancia del resto y por supuesto, también en la
inmanejable ferocidad con que en ocasiones se estrellan contra las
paredes o contra los cuerpos de los otros niños.
El Estado está cumpliendo con su deber de garantizar el derecho a la
educación a todos en la escuela común. Sin embargo, la lógica
bajo la cual lo intenta, introduce a los niños en una maquinaria
trituradora de sujetos en la medida que necesitan contar con su
certificado para ingresar a ese TODOS, y lo hacen precisamente, en
tanto “discapacitados”, aplastados bajo esa nomenclatura que los
congela.
A esta altura, ya estamos en condiciones de reconocer las
consecuencias para estos niños arrojados a dispositivos escolares
sin contemplación de su subjetividad por tendencias fundamentalistas
de empuje al Todo. Podríamos sintetizar esta perspectiva en el
siguiente dicho: “todo es poco, todo y más. Si se puede todo
porqué no?”. Reconocemos en este enunciado, la fórmula del
mandato superyoico actual. Porqué no?
No se trata solamente de disquisiciones teóricas; los efectos de
estas preguntas se hacen carne en los cuerpos de los niños
mortificados por una medicación como respuesta o los condena a
perder la dignidad en manos de las TCC transformándose en poco más
que ese perro de Pavlov que respondía a estímulos, reforzamientos,
adiestramientros de las conductas.
Frente a las prácticas intervencionistas, acciones directas, que van
desde los reforzamientos de las caritas tristes y la aplicación de
correctivos hasta el avance de la medicalización, los psicoanalistas
nos acercamos “al esfuerzo de cada sujeto por tratar su síntoma y
a su recepción en las instituciones que, sin nosotros, tendrían
tendencia a querer tratarlo como categoría”, al decir de E.
Laurent.1.
En general, la presencia de un profesional
orientado por el psicoanálisis lacaniano introduce cierta pausa y
moderación en los modos precipitados de intervenir en los ámbitos
escolares, pero en la particularidad de estos niños comprometidos en
su constitución subjetiva, esta presencia hace una diferencia
sustancial en tanto subvierte la lógica reinante y la posición de
los adultos.
Etiquetas:
Autismo,
Clinica con niños,
Educación
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