miércoles, 29 de octubre de 2014
Los cuerpos fuera de discurso.* - Última parte
*Por
María del Carmen Perez Cabalar, Edit Tendlarz, Cecilia Mastropierro,
Claudia Matropierro, Diego Kleidermacher, Juan Pablo Martin Mogaburu,
María Soledad Carnuccio, Paola Lorenzo. Trabajo presentado en
Congreso AASM, 2014.
Nuestra continua apuesta a la
singularidad dio lugar a la realización de un giro en
nuestra intervención al que podríamos atribuirle “a pres coup”
un efecto de sostén para el sujeto. Posibilitó ese cuarto
elemento, cual fuere, que tomando la segunda clínica de Lacan
tendría en su estructura y en su singularidad una función de
anudamiento.
J volvió a pintar y lleva a
cabo esa actividad mostrando el mismo interés que antes por la
tarea. J es un artista, sus obras han sido expuestas en diferentes
muestras y aún están dispersas por diferentes lugares del hospital.
Es notorio teniendo en cuenta el momento del desencadenamiento que
los temas de sus pinturas han ido variando y desviándose desde su
referencia a lo bélico y a las armas de fuego, pasando luego a
retratos de mujeres y en la actualidad a paisajes verdes y serenos.
Es al menos un cambio en su relación con el lenguaje expresado en
sus obras.
Nuestra presencia, desde el
lugar de testigo, aloja ese saber que el sujeto tiene y que en tanto
certeza no admite posibilidad alguna de evocar una falta. La falta
queda entonces del lado del oyente, quien en su función de analista
(a pesar de que no se trate de un psicoanálisis clásico) al
sostener una escucha vacía de sentido, se presta en tanto objeto
para sostener y -por qué no- causar ese decir. Decir que no es del
orden del discurso pero que aun así acota el goce y tiene sus
efectos en los cuerpos fragmentados de las psicosis.
Por una
circunstancia ajena a su estructura psicótica j no pudo .continuar
con esta actividad. A partir de entonces comenzamos en el taller la
lectura de libros de arte, biografías de pintores a partir de las
cuales se producía un dialogo fluido con J donde este podía relatar
episodios de su vida, a partir de las experiencias y vivencias de los
grandes maestros de la pintura clásica.
Seria
posible atribuir a esta nueva actividad de lectura de libros de Arte
que esta del todo relacionada con aquello que anudaba de algún modo
su estructura, un efecto de sostener la orientación del goce,
evitando así una posible disolución imaginaria ante la
imposibilidad de continuar con una actividad que para el era una
necesidad para comenzar el día.
Tal vez
podríamos pensar también en alguna identificación imaginaria con
otros que realizaban la misma tarea mediante la cual según sus
propios dichos “tenia un lugar en el hospital”.
Cabe
inferir entonces que si bien desde lo particular de los talleres
existe un marco general de una actividad, nuestra continua apuesta a
la singularidad dio lugar a la realización de un giro en nuestra
intervención al que podríamos atribuirle “a pres coup” un
efecto de sostén para el sujeto.
Creemos que
en nuestro paciente hubo un cambio en su posición subjetiva que sus
propios recursos creativos posibilitaron, y al cual acompañamos
desde nuestra posición de analistas acercando un recurso con el cual
J pudiera sostener ese cuarto elemento, cual fuere, que tomando la
segunda clínica de Lacan tendría en su estructura y en su
singularidad, la función de anudamiento.
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