miércoles, 12 de marzo de 2014
Autismo: El psicoanálisis ante las declinaciones de la salud mental *- Segunda parte
*Por
Silvia
Comastri
El
DSM IV establece cinco ítems para el TGD: trastorno autista,
trastorno Rett, trastorno desintegrativo infantil, trastorno de
Asperger y trastorno no específico. El trastorno autista es
explicado de acuerdo a la descripción de L. Kanner. Lo distinguen
del trastorno de Rett por el perfil de su déficit y su proporción
sexual característica. Este último trastorno solo se manifiesta en
mujeres y su patrón característico es el desaceleramiento del
crecimiento craneal, pérdidas de habilidades manuales intencionales
previamente adquiridas y aparición de una marcha y unos movimientos
del tronco pobremente coordinados. El trastorno desintegrativo
infantil difiere del autismo infantil por su momento de comienzo:
aparece luego de dos años de desarrollo normal. Este trastorno
también fue denominado “síndrome de Heller”, “dementia
infantilis”o “psicosis desintegrativa”. El trastorno de
Asperger no presenta un retraso del desarrollo del lenguaje como en
el autismo. El DSMIV lo distingue de la esquizofrenia aunque su
descripción resulta similar.
Todos
los restantes casos que no se incluyen en estas descripciones son
reunidos en el retraso generalizado del desarrollo no especificado.
En estas clasificaciones la inmixiòn del autismo psicótico y las
perturbaciones autísticas comportamentales van en el sentido de
borrar la especificidad de la estructura psicótica – tal como es
desarrollada por las teorías psicodinàmicas. El acento esta puesto
en homogenizar el tratamiento en pos de conductas adaptativas y
eficaces para el desempeño social.
En
la actualidad según señalan los seguidores de las T.C.C, El
modelo categorial del DSM IV plantea limitaciones .Los
avances en el campo de las neurociencias y las investigaciones en
el campo de la psicopatología plantean – según refieren - una
mirada superadora que se encamina a un sistema de dimensiones
basado en un modelo de teoría etiológica, que reemplace al
categorial. Un sistema de dimensiones basado en constructos sobre
temperamento, personalidad y genética.
En
este sentido, según lo ha señalado en los últimos tiempos,
Fernández Álvarez, uno de los referentes de las TCC en nuestro
país, no duda en afirmar que esto comporta un nuevo desafío puesto
que se requerirán programas de tratamiento más flexibles, capaces
de ajustarse de manera más singular a los requerimientos de cada
paciente.
Tal vez este sea, un punto de encuentro
entre profesionales orientados en las teorías
psicodinámicas
y los terapeutas formados en las TCC: orientarse en un modelo
dimensional que deje a un lado un modelo descriptivo, categorial y
que aloje las marcas particulares que el sufrimiento presenta en
cada sujeto reconociendo los limites de cada práctica . Limites que
suponen una dimensión ética capaz de situar que no hay manual de
procedimiento que comporte un saber hacer absoluto y hegemónico ya
que lo que el manual no contempla es la dimensión del sufrimiento
de cada sujeto, lo cual nos exige volvernos dúctiles e inventivos
para acompañar al sujeto en la salida de su encapsulamiento
haciendo posible un lazo mas humanizado.
Etiquetas:
Políticas en Salud Mental
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