miércoles, 17 de diciembre de 2014
Elegir ser mujer* - Tercera parte
*por Marcela Errecondo (nota publicada en el Aperiódico)
Lacan nos dice en el Seminario 19…O peor, que hombre y mujer
son valores -se trata de una cuestión significante- comunes en todo
lenguaje porque son oposiciones de tipo lingüístico por lo que
todas las cosas se dicen de uno u otro género. Es seguro que hay una
diferencia entre el hombre y la mujer, pero el psicoanálisis no sabe
lo que son el hombre y la mujer como totalidad. Si bien hay una
diferencia en cuanto a los rasgos y a las maneras de comportarse,
ésta no está subjetivada de antemano. En este sentido,
contradiciendo a Freud, la anatomía no es el destino. Pero
fundamentalmente dice Lacan, la diferencia la hacen los otros que
aplican los valores sexuales a cada uno, por ejemplo para el nene se
le puede decir que es peleador y travieso y para la nena que es
tímida pero coqueta. Lacan muestra como la pequeña diferencia no
es el pene, sino la diferencia articulada al lenguaje. El órgano
peniano para poder ser un instrumento debe pasar por el desfiladero
de los significantes. Al abordar la cuestión por el lado del
significante, señala que el transexual quiere librarse del error
común que es pensar que se es significado como chico o chica a
partir del órgano, es decir tomar el pene por el significante y
entonces cambiar el órgano. Sin embargo es a partir del falo
(posibilidad de simbolización) que se significa el cuerpo y sus
partes, la presencia o no de esa parte del cuerpo. Y Lacan señalaba
que es a partir de la madre y como ella simbolice su deseo en el falo
que el niño podrá servirse o no del falo para articular el goce del
cuerpo. El transexual rechaza el significante y no el órgano pero
cae en el error común de tomar el pene por el significante. La
forclusión recae sobre el significante fálico tomándolo como algo
real. En este sentido a falta del significante que le permita
localizar el goce, el transexual quiere rechazar la zona erógena,
sacar lo que lo angustia, la presencia del pene, eliminar la fuente
de angustia y para eso se quiere operar para eliminar la fuente de
goce. Trata de apuntar al órgano en vez de apuntar al significante,
siendo el significante la causa del goce.
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