miércoles, 4 de junio de 2014

El cuerpo del siglo XXI * - Primera parte


* por Darío Galante (Artículo publicado en el Aperiódico)

Cada cambio de etapa vital de un sujeto recibe su impacto en el cuerpo y este cambio trae aparejada una metamorfosis. El cuerpo suele ser algo extraño para el ser hablante.
El niño y las angustias por su crecimiento, pero también el adolescente esperando ese cambio que no llega y los adultos esperando que ese cambio no llegue; es decir el ser humano intenta a lo largo de su existencia lograr cierta armonía con el cuerpo que nunca es del todo lograda.
Si bien es cierto que hay variaciones, diferentes formas de asumir los cambios, en algún lugar esa exterioridad que pesa sobre el cuerpo se hace presente.
Sucede que el ser humano tiene un cuerpo construido por la lógica del significante. El cuerpo es un efecto del significante y en tanto sujeto del significante se tiene un cuerpo de un modo muy particular, analicemos pues algunas de sus consecuencias.
El primer efecto del lenguaje sobre el cuerpo es el de mortificarlo. El ser humano es el único individuo que sabe que el tiempo de su cuerpo es finito y esa conciencia lo acompaña durante toda su existencia.
El tratamiento que se le da a ese saber tiene consecuencias sobre el propio sujeto y sobre el modo en que este le demanda a los demás respuestas para las angustias generadas por ese saber.

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